3. november 2003

Tardo más en buscar un título que en escribir todo el puto texto...

Dicen que desde que entraron en vigor los juicios rápidos, la población reclusa en España ha aumentado un 20%. Yo sigo achacándolo al precio de la vivienda. Pero en fin, yo hoy estoy contento porque Letizia Ortiz se casa. Oleole.

Resulta que una de las personas que conozco dentro del Star Wars Galaxies (ése juego online al que juego ahora), un tal "Fibrizo", tiene todo el tiempo del mundo para pasárselo conectado. Y no debe de tener muchos amigos, porque tiene un vicio total. El caso es que como yo no puedo jugar mucho, el chaval me pasa pasta y equipo dentro del juego (hasta me ha puesto una casita amueblada, y todo). La condición que me puso a cambio de esto, es que este fin de semana yo debía de echarle una mano con sus deberes de inglés para el cole, ya que la semana pasada fuimos juntos por un par de ciudades del planeta Tatooine a vender algunas cosillas y tuve que encargarme yo de las negociaciones con los jugadores guiris que nos intentaban comprar algo. A mí, que no me cuesta nada gastar unos minutos en un par de ejercicios de inglés de nivelillo de instituto, me pareció un trato justo.
Los cojones. Resulta que, como se habían portado mal en clase, la profesora les ha mandado para un fin de semana los deberes de todo un mes. Hora y media haciendo ejercicios de fonética. Esto me pasa por gilipollas.
Todo sea por no decepcionar a los chavales...

Terminé de ver los diez capítulos de Hermanos de Sangre, serie muy recomendable de la HBO. El primer y séptimo capítulos ocupan dos CDs cada uno, para poder tener mayor calidad de sonido (las escenas del sitio a Bastogne durante la ofensiva de las Ardenas y el salto nocturno sobre las playas de Normandía lo merecen) Los productores ejecutivos son Steven Spielberg y Tom Hanks. Este último ha dirigido un par de capítulos, además. Las escenas de combate ponen los pelos de punta y están muy muy bien hechas.
El problema es el de siempre: yankees; que aunque en esta ocasión no se peca de un excesivo patrioterismo, sí que se echa de menos algo similar desde otro punto de vista que no sea siempre el norteamericano.

Odio las líneas de metro con andenes centrales. Sobre todo por las mañanas. Normalmente, cuando el metro va hasta arriba y llegas a una estación grande, sabes que va a haber un montón de gente que va a querer salir y otro montón de gente que va a querer entrar. Es emocionante ver esos breves segundos de preparación entre que los altavoces anuncian la próxima estación y la llegada al andén. Me recuerdan a los primeros temas de mi libro de ciencias naturales de primero de BUP, donde uno tenía que hacer dibujitos de los movimientos de las placas tectónicas de la tierra. Siempre hay alguien que te pregunta si vas a salir en la próxima estación; "espero que no" suelo responder yo, pero aún así es dificil. En cualquier caso, no hay mayor problema, todo va en una sola dirección, si es necesario sales del vagón, te apartas, y vuelves a entrar cuando cambie la corriente.
Sin embargo, las estaciones con anden central son otra historia. El puto Krakatoa del transporte público. Aquí no hay preguntas corteses, ni corrientes homogéneas, no. Aquí se abren las puertas por ambos lados del vagón, y a la gente no le vale con salir por la más cercana, si no por la que quede más cerca de su destino, y de nada sirve rendirse a la corriente para volver a entrar, porque se trata de dos auténticas fuerzas demoledoras de la naturaleza enfrentadas una contra otra que transforman en pulpa todo lo que pillan en medio. Y aún así, si consigues sobrevivir a la tempestad, te queda el llamado efecto "bomba de vacío", en el que el espacio que se va quedando despejado es inmediatamente ocupado por las masas enfervorecidas que esperan en el andén. Nada de "deje salir antes de entrar". Cuando uno puede observar este fenómeno desde fuera, es como ver los momentos previos a la batalla esa famosa de la película de Bravehart. Vamos, que solo falta que los que esperan a un lado de la vía le enseñen el culo a los del otro lado a modo de desafío. Y es por eso que no vale esperar a que la gente salga para entrar ellos, porque nada te garantiza que los del otro lado vayan a dejarte un hueco. Tras todo esto, mientras los supervivientes mantenemos la respiración y las puertas automáticas han intentado ya cerrarse tres veces porque debían de estar pillando la cabeza de a saber quién, el tren vuelve a ponerse en marcha, y a uno sólo le queda escuchar el lamento de los moribundos menos afortunados y saquear los cadáveres de los caídos. De recomponer el periódico que estabas leyendo, ni hablamos, por supuesto...

Mira lo que hace Somófrates a las 11.03.03 14:56



Cosonísimas:

Maaaaad about youuuuuuu

Mira lo que hace angua

Yo también te quiero, guisantito mío.

Mira lo que hace Somófrates

Yo no soporto ver esa serie, es horrible como saltan los pedazos de gente y que sí todo lo queráis del rollo realista de la puta guerra, pero me se de unos cuantos que se quedan como tontos y se emocionan con esas escenas y aullan y aplauden y no me creo que el estilo documental sea lo que buscan.
yo es que lo paso fatal...

Mira lo que hace Haditjé

Bueno, se trata de transmitir lo que pasaba en el frente. Y, no lo negemos, lo que sucedía en el frente, además de espeluznante, era un despliegue de crudeza balística bastante espectacular.

Mira lo que hace Somófrates

Oye, ¿y esa serie que dices es la que sale en el video que ven los niños? Lo digo pa que me la pases...

Mira lo que hace Germán