17. veebruar 2004

Ponle a tu perro un nombre sabroso y cómetelo.

Llevo un par de días leyendo de todo sobre el día de San Valentín. No sé si será que este año nos hemos terminado de volver americanos del todo, o que el reciente fenómeno de los blogs hace más accesibles según qué informaciones, o que Marte estaba alineado con Venus. El caso es que esto ha sido más devastador que la mismísima navidad.
Los hay a los que les gusta la celebración, los hay que vuelven a la carga contra el Corte Inglés, los hay que insisten una y otra vez en que no prestan atención a dicha fecha, los hay que aborrecen a San Valentín sin más contemplaciones, los hay que hacen pública una declaración de amor a su gato, los hay que no pierden la ocasión para poder llorar al otro lado del biombo como otro sábado cualquiera en lugar de salir a buscar a alguien, los hay que hacen regresiones a su infancia, y hasta los hay que ven en este día una excusa perfecta para hacer de fenicio y sacar alguna contrapartida económica (catalán tenía que ser...)

No, tranquilos, no voy a ponerme del lado ni en contra de ninguno de ellos, ni voy a estas alturas a hacer evaluaciones cuatrimestrales de la psique humana. Ya dije en su día que, para mí, celebrar el amor es como celebrar el poder ir al baño a cagar. No me desagrada, y comprendo que haya gente que quiera ilusionarse con estas cosas, aunque yo no lo comparta (porque lo hago todos los días, vamos...)
Leí también en algún blog una curiosa tésis sobre la "necesidad de dar cariño", en mi opinión algo bastante más peligroso que la necesidad de recibirlo. Vamos, supongo que es cuestión de encontrar a alguien que aporte el contrapunto en esa balanza. Mejor sería el poder definirse a uno mísmo como alguien equilibrado en ése sentido. Y mucho mejor aún sería no tener ninguna de esas necesidades muy acentuadas.
Muchos aprovechan también para dejar claro que lo bueno bueno es el "carpe diem" y dejarse de zarandajas. Más que dudas tengo al respecto de que esto sea una opción. Si acaso, una mentira piadosa; una pequeña trampa para quitarse años de encima y poder derogar la responsabilidad en un día marcado en rojo en el calendario y un café irlandés. A lo mejor es que con los años me cuesta más frivolizar, quién sabe...
Mierda. Dije que no iba a hacer evaluación y ya la estoy haciéndo.

En fin, que la conferencia episcopal sigue diciéndonos que, en caso de que sea absolutamente necesario, follar hamos de follar pero sin gomita. Que éso de poder salvar vidas gracias a la clonación de células madre es muy peligroso, que el alma humana que nos otorgó Dios no cabe en una probeta. Que vivir en pecado antes, detrás, encima o debajo del matrimonio, con unos y con otras, además de ser peligroso y de ser el motivo de que nuestra civilización se esté derrumbando, es sobre todo una pérdida de tiempo y de valores, ya que dos no se pueden querer si no es presencia de Dios. Éso sí, las denuncias por abusos a menores por parte de los párrocos y demás alegrías, no son dignas de ser mencionadas en concilios ecuménicos.

Es por ello que me la trae floja lo que hiciese el buen Valentino durante las correrías de a saber qué emperador romano con su séquito de conspiradores cristianos; que a mí me puede dar por preparar un desayuno y servirlo en la cama el martes menos pensado.

Mira lo que hace Somófrates a las 02.17.04 13:12



Cosonísimas:

Es junto con El día de la Marmota, el más deprimente del año.

Si tienes parejo, te sale por un pico y si no tienes, te sientes como culpable.

Mira lo que hace xabe

Un día de fiesta, es un día de fiesta. Y si es una amriconada el motivo de la fiesta, que se le va hacer. Si nos ponemos "tiquis-miquis" no celebrariamos nada, y no habria ni fiestas ,ni puentes, ni vacaciones. Si ser ñoños o americxanados es el precio a apagar, pues se paga y punto. Que a mi me gustan los bombones y las joyas. Coño!

Mira lo que hace apio

Pero si no es festivo, ceporra.
Los bombones, por otra parte, se pueden regalar cualquier otro día del año, a ser posible con más motivos aún que el que me puede dar un calendario.
Y las joyas te las compras tú, petarda.

Yo, por mi parte, me quedo con la original costumbre de regalar bolsas de madalenas.

Mira lo que hace Somófrates

Busca, encuentra, lee, PILDORAS AZULES.

Mira lo que hace Adrián

Ey, eso de "hacer de fenicio y sacar alguna contrapartida económica" es una visión sesgada de todo el post. Llamalo "neocapitalismo aplicado a la economía familiar".

Mira lo que hace DonDepre