Ha sido una semana movidita, y ni si quiera he tenido internet en la oficina, de manera que hoy tengo tema para rato, sobre todo porque ha sido una semana interesante. Y el caso es que llevaba un tiempo diciéndome a mí mismo que debería comprarme una libreta o similar para ir apuntando cosas, que luego me siento delante del ordenador y nunca me acuerdo de nada. Y la verdad, es una jodienda.
De vez en cuando me gusta pasear, como ayer por la noche cuando volví a casa desde plaza de Castilla. En el paseo de la Castellana sopla un viento considerable, pero si llevas la ropa apropiada -abrigo y guantes en mi caso-, puede llegar a ser incluso un aliciente más para no llevar muchas prisas. Y una vez más me tuve que decir a mí mismo que necesitaba una libreta. Sin embargo, es algo difícil de llevar, y debería comprarme otra mariconera, ya que la que tenía la perdí en aquél burger king. Sin embargo, jamás se me habría ocurrido salir a la calle con aquel abrigo y una mariconera bajo el brazo, de manera que me resigné, continué con mi paseito, y asumí que el de hoy sería otro post recalentado de microondas.
Es más, tengo tantas cosas en la cabeza ahora mismo que no sabría ni por dónde empezar, e incluso diría que ayer, pisando charcos con el rostro helado y las manos calientes, todo aquello que me venía a la mente tenía más sentido.
Porris está empeñado en su teoría de que las crísis son buenas, que al final siempre se ha de llegar a algún tipo de conclusión con la que se endurece, si no la personalidad sí otras cosas. Yo no lo veo así, pero al menos me consta que hace unos meses yo estaba bastante más intratable que ahora, y que reencontrarse con uno mismo siempre sienta bien. Creí que yo era un tipo sensato y cabal -que lo soy con cita previa, no se vayan a creer-, pero aún así es imposible no caer en algún bache de vez en cuando. El tema está en saber salir, no en evitarlo. Al fin y al cabo, es en esto de los contrastes en lo que consiste la vida. Creo.
Al fin y al cabo, lo peor que me podría pasar es que cambiase las aburridas partidas de rol por el paddle, y mi Porris ya me ha prometido que antes de que se complete ésa transformación me clavará una estaca de madera en el corazón. Lo siento, pero no puedo evitar sentirme un poco tonto al sentarme en una mesa para escuchar a un montón de gente hablar de armas mágicas, hechizos, y demás zarandajas. Sobre todo cuando ésa mesa es la de un restaurante. Y no es que vaya a dejar de lado mis aficiones o a mis viejos camaradas de aventuras, es simplemente que ya no siento ése fanatismo por el pasatiempo.
Y en ésa especie de brainstorming en el que estaba yo inmerso ayer sobre lo perdida que puede llegar a estar la gente, resulta que se apagan las luces y comienza la película. Lost in Translation. Algo lenta, pero me gustó mucho. Las razones de esto último me las guardo para mí.
También esta película me vino a confirmar que si bien todas las cultras y civilizaciones tienen algo que aportar, la japonesa no lo hace por encima de ninguna otra. Una gente tan xenófoba y socialmente reprimida no merece que su cultura cause el furor que causa en occidente, pero bueno. También el PP tiene mayoría absoluta, qué le vamos a hacer.
Que sean una puta tribu de pigmeos del pacífico venidos a más, no es lo que me molesta de los pobrecitos nipones, que al fin y al cabo tampoco me han hecho nada. Y bastante tienen ya los muy membrillos con lo suyo, que están agilipollaos, y son borregos hasta a la hora de buscar erotismo o sensualidad; pero me irrita que aquí la gente sea capaz de querer llevar una vida a la japonesa, estando China al lado. En fin, para gustos, la publicidad.
También ví el sábado "haz conmigo lo que quieras", una gamberrada de película a la española con la tremendísima Ingrid Rubio y Alberto San Juan -que se me está encasillando el chaval en la pantalla, y a la hora de hacer teatro me consta que es capaz de mucho más-. La película, pues muy divertida, muy borrica. De resaltar la "andalucería" de la Rubio, que según las expertas se medía según los cánones almerienses. Si ya sabía yo que esta película te iba a gustar, bicho...
Ahora podría cerrar esto, e iniciar otro post. Algo con un título que advirtiese el misticismo de lo que viene. Pero paso.
La salsa agridulce que nos sirvieron el sábado en ése tailandés que tanto me gusta fué la más agria que he probado nunca. E, indisociablemente, también la más dulce. Lo que empezó siendo un asqueroso día de lluvia que me quitó ya a eso de las diez de la mañana las ganas de abrir los ojitos, terminó por ser un buen sábado, de esos que jamás pasarán a la historia de los grandes días de mi vida, pero que por otra parte gustoso cambiaría por otros muchos que ya taché en el calendario. Y es que el gris también puede ser agradable cuando se es capaz de hablar de los colores.
Por cierto, ayer mientras paseaba, pude jugar a eso que tanto te gusta de definirlo todo. El problema no es que aquellos personajes de comedia de televisión quisieran cosas diferentes; el problema es que las querían por encima del otro. Que no digo que esté mal. Ni que esté bien. Y probablemente siga diciendo lo mismo que decías tú, y el problema siga siendo el mismo y estará allí lo llamemos como lo llamemos. Pero mi definición es mejor que la tuya. Jódete.
Se me quedan cosas pendientes, pero he de ir a comer y no quiero dejar esto abierto. Igual esta tarde me animo y escribo algo más.
Mira lo que hace Somófrates a las 02.23.04 13:07Querían cosas diferentes por encima del otro. Normal, por mucho que quieras a alguien, el amor que se siente por uno mismo es mayor. Y aunque sacrifiques algo por alguien, al final acabas explotando o, peor, amargado, como en la película. Por lo tanto, da igual que lo que se quiera sea mayor o menor de lo que se quiere a la otra persona, el caso es que lo que se quiere no es ajeno a ti y no puedes renunciar a ello, como lo es la otra persona.
Mira lo que hace Te jodes tú :PMacuto. Ma-cu-to. En el mío caben un libro y su marcapáginas, la cartera, las llaves, una libreta, siete bolis, la cámara digital y aún quedaría sitio para alguna compra inesperada. Y soy la hostia de cool con el macuto bajo el brazo.
LiT mola, me parece muy suave y que dice lo que tiene que decir. Y creo también que es una peli muy personal, así que cada uno tendrá sus propios motivos para valorarla.
La canción de Savatage es preciosa, por cierto.
(¿Se puede decir "precioso" en este blog?)
PD: ¿Crisis? A mi despacho, señor... uh... Frates.
Mira lo que hace AdriánQué cojones...
Acabo de comer pimientos rellenos, así que sí, hoy se puede decir lo que os dé la gana en este blog.
xDDDDDD
Mira lo que hace TanitaAsí que perdiste la Mariconada que me obligaste a elegir por tí.
Pues tío, ya paso. Así que la próxima mariconada la eliges tú, que seguro que es mucho más maricona.
Por cierto, se me olvidó llevarle las cosas a tu hermano.
Sobre Los Tintrás. Me gustó bastante. aunque cuando llegamos a casa de Javi y nos preguntó de que iba, la respuesta fue Unánime: Va de que Japón es una mierda de cultura, Javi.
Mira lo que hace GablinPues te tomo la palabra.
Es cierto todo lo que dices sobre los nipones, pero no entiendo tu elogio a los chinos, como si ellos no sufrieran de aborregamiento galopante. ¿No te dice nada que sea el único país asiático que se ha modernizado sin pasarse a la democracia?
(Hostias, si eso tambien nos pasó a nosotros).
Pues eso, que los chinos no merecen mas respeto que los españoles, y a estos últimos, como que no termino de apreciarlos en lo más mínimo.
Puestos a elegir me hago francés (¿jode, a que sí?)
Pero esa peli la pienso de ver.