Llega a mis oídos la sórdida noticia de que ha castigado usted a su incorregible hija. Al parecer, descontenta con la actitud de ésta mientras manipulaba indebidamente determinados utensilios de acampada, procedió usted a retirar de sus pabellones auditivos mediante el ignominioso método del tirón los auriculares mediante los cuales la criaturita disfrutaba de a saber qué perturbadora y perniciosa musiquilla, para, seguidamente, regalar a sus jóvenes oídos la consagrada reprimenda de turno en tono alto. Alto y claro.
No obstante, y para asegurar que su autoridad y figura matriarcal quedasen latentes, firmó su testimonio de manera física y alegórica. El otrora recurrente y pediátrico "soplamocos", para entendernos. Con lo que no contaba usted es con que la jovial mozuela le devolviera el gesto, claro (permítame decirle que, en estas circunstancias, suerte tuvo usted de no tener un vástago varon).
No, no le diré que se ponga en su situación, y evalúe si cabe la posibilidad de que cualquier ser humano dotado de un sistema nervioso medianamente útil hubiera actuado de un modo similar por mero reflejo. Yo sí lo habría hecho, desde luego. Y no se crea que yo soy de esos que van por ahí repartiendo a diestro y siniestro; le aseguro que si me dan dos segundos para meditar lo que estoy haciendo, no le pondría -con alevosía y mala leche, claro- una mano encima a nadie. Pero los malos modos me ponen muy enfermito. Se me erizan hasta los pelos del culete cuando me gritan a la oreja y me agreden, fjese usted qué cosa más rara...
En cualquier caso, la criatura está ahora castigada. Como Dios manda. ¿Qué es eso de pegar a una madre? ¡Faltaría más!
Sin embargo, me asaltan las siguientes reflexiones: ¿No cree, muy señora mía, que en diecinueve años no ha tenido usted tiempo de educarla debidamente? Que la chiquilla tiene ciertos problemas de actitud lo sabe ella, lo sabe usted, lo sé yo, y lo sabe cualquiera que la conozca medianamente bien. Pero eso no es excusa para que la agreda usted psicológica y físicamente. Por su puesto que ella depende de usted y de su dinero (o el de su señor marido, me es indiferente), pero le aconsejo que si pretende obtener un trato propio de un adulto, empiece por tratarla como tal usted en primer lugar. Le puede dejar sin internet, claro, ya que el teléfono lo paga usted. O sin televisión. O sin agua para ducharse. Me dá lo mismo. Pero no espere que la muchacha le pida disculpas por lo que hizo, cuando es de perogrullo pensar que nadie en las mismas circunstancias pueda sentir lo que ha hecho. Con todos mis respetos, señora: se lo ha ganado usted a pulso.
Sin embargo, y bajo mi punto de vista, comprenda que el tema adquiere un nuevo matíz. Son ustedes personas supuestamente adultas teniendo que convivir (vamos a dejar de lado los valores éticos y morales que nos obligan a todos los buenos hijos a vivir del dinero de nuestros padres, por el momento) en un entorno de cierta intimidad. Resulta que una de esas personas, es amiga mía. Con sus defectos y sus virtudes, como todo ser humano, que tanto usted como yo, como los demás conocidos suyos, tenemos que saber sufrir y disfrutar. Y es que yo a esa chiquilla la quiero un montón, y la aprecio mucho, y en ese sentido, le debo yo a usted un premio por haberla traído al mundo. Pero no se equivoque. Me disgusta muchísimo que quiera usted ser libre de agredir a mi amiga pretendiendo que ella, sumisa y modosa, agache la testa y le rinda pleitesía. Ella, por supuesto, tendrá que acatar esto si no quiere encontrarse con las maletas en la puerta, pero yo no.
No me malinterprete, no la estoy amenazando, ni pretendo intimidarla de ningún modo (le reitero que soy incapaz de matar ni a una insignificante mosca). Tan sólo procuro extenderle a usted la desazón que me produce el que alguien (supuestamente un ser querido), agreda a mi amiga. Por mí como si es su madre, su esposo, David Beckham, o Dios en bicileta. Es inaceptable en todo término.
Acepte mi consejo: pídala usted incondicionales disculpas por su actitud, y tal vez ella acceda a disculparse por la suyas al desoirla en primer lugar (desde luego, nunca por devolverle el gentil y primitivo gesto). Demuéstrele a ella y a mí, que no es usted una puta histérica de mierda (disculpeme la expresión, se lo ruego). La confianza y el respeto se ganan, nunca se exigen. Y menos de tan malas maneras.
Por último, dejarle claro que en ningún momento trato de decirle a usted cómo educar a sus hijos (en mi opinión, creo que ya ha pasado el tiempo para esto), ni cómo desarrollar su vida familiar. Mucho menos desafiar su autoridad como madre (que no hay más que una, y hay que quererla mucho). Le hablo como un ser adulto a otro ser adulto, y, como tal, le ruego reflexión y análisis sobre la situación. Exijámonos todos ser un poquito más consecuentes con las cosas (es comprensible, ¿quién no ha perdido los papeles alguna vez?). Sobre todo cuando conciernen al bienestar de un ser tan extraordinario (y supongo querido por ambos) como su hija, la cual ya no tiene diez añitos.
Reciba un cordial saludo.
Mira lo que hace Somófrates a las 09.14.04 14:14Y si no, siempre queda el narcotráfico como manera de ganarse la vida.
¿Necesitas abogado?
Yo antes querria saber lo que cada cual entiende por soplamocos. Y es que quizas soy de la vieja escuela, que piensa que a una madre no se le levanta la mano, ni aun teniendo buenos motivos.
Mira lo que hace El Hombre MaloTe lo expondré en otros términos:
Estás con los cascos puestos, dibujando con tu autocad, y llego yo por detrás, te los quito de un tirón, te grito a la oreja "¡GORRRRDO DE MIERRRRRDA!", y te pego un pescozón.
Lo último en lo que piensas es en si soy tu madre, el gilipollas del Alex, el espíritu errante de Ronald Reagan, o Mila Llovovich con un lapicerín metido en el culo.
Mira lo que hace Somófratesya, bueno...pero es que estas describiendo una escena muy comun en mi casa ^__^ y, en cualquier caso, me reitero en que no recurriria a la agresion fisica (ni verbal, ya puestos). Soy de la creencia en que un error no soluciona ni alivia otro. Y menos si hay cariño d epor medio.
Ahora bien, si se trata de un amigo bajito y mal tatuado, seguramente le parta la cara. Pero mas que nad apor placer, no por venganza.
Mira lo que hace El Hombre Malofua, ni puta idea la madre... si pegas a alguien, tienes que asegurarte de darle tan fuerte que no pueda responder (ya sea por la inutilización de las capacidades motrices o por el acojono de llevarse otra)... o eso, o no pegues.
Mira lo que hace fortranHabrá que ver los motivos por lo que lo hizo, aunque de todas formas yo no lo veo muy normal.Mi madre no me pegaba esos sustos pero me esperaba en la puerta de mi casa con cara de asesina psicopata,asi que prefiero visto lo visto,preferiría lo del soplamocos (aunque después tengan que injertarme un marcapasos.
Mira lo que hace K-c¿Oh Dios! Somo se ha metido a defensor del pueblo, ¡qué cunda el pánico!
Mira lo que hace apio, quien pega primero pega dos vecesYa te daré las dos hostias que no te dió en su día tu padre cuando te vea, ya.
Mira lo que hace Somófrates