Y de postre galletines

Pechos grandes y ropa corta, reclamo de los videojuegos

Hola, asquerosos lectores. Compruebo con pesar que últimamente seguís perdiendo vuestro miserable tiempo entrando a leer mi blog, buscando algún indicio que os confirme que vuestras vidas no son inútiles, indagando con desesperación en el galimatías eternáutico. Y sí, ya sabeis que aquí tenéis la salvación, aquí os regalo con la bendición del que sabe que su vida no es en vano, mas olvidáis el precio a pagar, rufianes. El ego del gran Somo-Kajuna nota que ya no me dejáis tantos comentarios...

En fin, a mis cinco sentidos llega algo. Y digo algo por no decir noticia, porque esto ni es noticia ni es nada. Resulta que existe una cosa llamada Centro de Investigación y Documentación Educativa, que viene a ser un sitio en donde unos señores experimentan nuevas técnicas de lavado de cerbro para así educar mejor a nuestros hijos. Y luego existe otra cosa que se llama Instituto de la Mujer (debe de ser una tía ENORME), que tienen una página web dónde para entrar tienes que pulsar con el icóno del dedito en un botoncito redondín, y... en fin... Nota mental: buscar en google "instituto del homre", y en caso de que no exista, registrar un dominio web.
Bueno, el caso es que entre estas dos cosas han hecho otra. Un estudio. Más concretamente, un estudio que se ha dedicado a analizar los 250 videojuegos más vendidos. No sabemos si del año, del mes, de la historia, o de qué, pero el caso es que lo han hecho.

Total, que estas dos cosas dicen que los videojuegos reproducen estereotipos sexistas y difunden valores de la denominada 'cultura del macho'. Y yo aquí me planteo preguntas y cuestiones. La primera de ellas sería si para llegar a estas conclusiones el estado se gasta el dinero en estas cosas. Las demás me las guardo para mí. Los jóvenes y adolescentes consumidores apañoles, no obstante, están convencidos de que tales contenidos no alteran su percepción de la realidad, que no es otra más que la de matarse a pajas, ya que se pasan el día jugando y jamás en la vida esperan que una mujer se acerque a ellos. Algo que el autor del estudio, Enrique Díez, contradice al afirmar que "la mayoría de los videojugadores se encuentran inermes ante los valores que transmiten y las actitudes que conlleva la utilización de estos productos", precisamente porque ignoran su influencia.

Me gustaría recalcar lo de "los valores que transmiten". Este señor está convencido de que los videojuegos transmiten un valor. Me gustaría preguntarle si alguna vez un vaso de leche fría con colacao también le ha transmitido valores. Tal vez su chaqueta de entretiempo le transmita también valores. A mí, personalmente y sin ir más lejos, la grapadora de la oficina en este preciso instante me está transmitiendo valores.

"Oh, vamos, Somo, no seas tan irónico, ya sabes a lo que se refiere ése hombre cuando habla de valores". Sí, coño, claro que lo sé. Yo jugué al Hitman...

En fin, el estudio en cuestión se llama "La diferencia sexual en el análisis de los videojuegos". Bien. Brillante. Algo sencillo, accesible, pero directo y conciso. Pero teniendo en cuenta el público al que va destinado tal producto, yo aconsejaría complementarlo con otros como "La diferencia sexual en el análisis de las muñecas Bratz". O "La diferencia sexual en el análisis de las princesas Disney". Sería lo justo. Al fin y al cabo, del mismo modo que hay bastante público femenino que le dá sin descanso al Sims, hay bastante público masculino que no para con las Barbies...

Los resultados evidencian, por un lado, que estos productos tienden a reproducir estereotipos sexuales contrarios a los valores que educativa y socialmente se han establecido como principios básicos sociales. De hecho, de un total de 1.824 personajes analizados, los masculinos representan un 64%, mientras que los femeninos sólo suponen un 17%. El porcentaje restante son personajes no humanos (19%). También cabría aquí la posibilidad de preguntarse qué es lo que entienden estos señores por "humano" o "no humano" (la seta del supermario también tiene sentimientos, hijos de puta).

Generalmente, aparecen 15 personajes masculinos y sólo tres femeninos en cada juego (en caso de ser un shoot-em-up en primera persona, debe de tratarse del juego más corto de la historia). En más de la mitad de los juegos analizados aparecían sólo dos o menos personajes femeninos (esto tal vez se deba a que cada vez hay más juegos de conducción...) Además los personajes femeninos son "hipersexualizados" y los masulinos "hipermasculinizados". Bien, vámonos a la RAE. Busquemos estos dos términos. No existen. ¿En cualquier caso, hipermasculinizar a un hombre no es hipersexualizarlo? Es más, ¿no es posible que Lara Croft esté, precisamente hipermasculinizada? ¿Y no es posible que a causa de esto el 19% de los personajes de videojuego no sean humanos? En fin, empieza a dolerme la cabeza...

Así, nueve de cada 10 mujeres de videojuego tienen un cuerpo atrayente (pechos grandes y caderas muy contorneadas) y un 67% son demasiado delgadas y extremadamente desproporcionadas. En definitiva, cuatro de cada cinco muestran proporciones físicas irreales, que además se revisten de vestuario semitransparente e insinuante. Seamos sinceros. ¿Qué pasaría si en los videojuegos todas las mujeres fuesen gordas feas y fueran vestidas como monjas? Ustedes y yo lo sabemos. ¡Habrían hecho otro estudio aún más divertido! Miren, sabemos que llegan las navidades, y que esos kilillos de más son jodidos. Véis a esas heroínas perfectas y esculturales, y os deprimís y os inflais a comer chocolate. Da igual que sean de videojuego, o de película, o de anuncio, o de televisión, sois unas neuróticas de mierda, y ya está y no pasa nada. El problema es que no soportáis que los hombres nos tiremos las horas muertas jugando al Tomb Rider con un perpetuo plano del culo de Lara Croft. ¿O es que a caso el torso desnudo de Vin Diesel no son proporciones físicas irreales? Sí, joder, lo que pasa es que el Vin Diesel os pone los pezones para cortar cristal, y si nos pasamos dos horas jugando a las crónicas de Riddick os da igual...

A esta percepción de mujer explosiva se unen, por otro lado, en un 87% de los casos las caras "angelicales" para eternizar el mito de la perpetua adolescente. También se detecta la introducción cada vez mayor de un nuevo personaje femenino que asume el rol masculino. Todas estas características se reproducen igualmente en la publicidad del videojuego, que utiliza al personaje femenino como reclamo, a pesar de no ser el protagonista.
Es decir, que además os hacéis viejas, os volvéis menopáusicas, y os jode que un personaje ficticio le eche más cojones a las cosas que vosotras mismas.

Así, según el estudio se perciben tres estereotipos de rol: el masoquista, con mujeres sumisas y pasivas que son víctimas y necesitan ser rescatadas; el sádico, mujeres que reproducen el arquetipo "viril", pero con atributos físicos exagerados; y el rol de 'barbie, mujeres consumistas superficiales, decorativas y centradas en la imagen y la apariencia. Modelos que responden a la proyección de la imagen que tienen los hombres sobre las mujeres.

Junto a estos estereotipos, se difunden los valores de la cultura del "macho", en la que "dominar" es el objetivo fundamental. El ideario principal de esta visión es que los demás son "enemigos", dentro de un concepto racista del "nosotros" y los "otros", con elementos belicistas y violentos constantes, que se contemplan como "hechos heroicos y excitantes". "La violencia es el signo distintivo de los videojuegos", añade el estudio.

Claro, la violencia es el cáncer de la cultura del ocio y la tradición machista. En cualquier caso, no os preocupéis, chicas. Tengo entendido que Bioware tiene pensado cambiar sus derechos sobre los videojuegos fantástico-heróicos de "Dragones y Mazmorras" por los de "Abogadas & Decoradoras". Y rockstar dejará la franquicia de "Grand Theft Auto" para lanzar una serie de aventuras gráficas basadas en la vida de Hillary Clinton (oh, ya me lo estoy imaginando: USAR camisa de bill CON analizador de adn).

Este universo virtual, según el estudio, sí está afectando a los adolescentes, a su forma de relacionarse y estar en el mundo, porque dificulta la comprensión emocional y compleja de la realidad que fomenta la resolución dialogada de los conflictos. Bien, ¿qué quiere decir eso de "comprensión emocional y compleja de la realidad que fomenta la resolución dialogada de los conflictos"? Fácil: las mujeres quieren mantener su dictadura sexual y seguir torturándonos y tratándonos como mierda para poder seguir siendo unas perracas del infierno con vosotros, niños. De manera que volved a coger ése mando, seguid destripando zombis, y no les hagáis ni putísimo caso.

"Pero lo peor de esta cultura de la violencia es que trivializa la violencia real y que los niños y niñas acaban volviéndose inmunes a su horror", concluye el estudio. Menos mal que para contrarrestar eso y reinculcar el respeto por el horror entre nuestros menores ya tenemos a los Teletubbies...

Un reciente reportaje de la cadena CNN informaba sobre el sesgo machista de algunos de los videojuegos de más éxito. La lista de ejemplos sería interminable. Entre los más descarados se encuentra 'Dead or Alive: Xtreme Beach Volleyball', de Tecmo, famoso porque sus protagonistas son chicas esculturales en bikini.
Pero vamos a ver, hatajo de gilipollas... ¿¿cómo pollas si no van a vender un puto videojuego de VOLLEY BALL?? Veamos, el niño va a la tienda y puede elegir entre un shot-em-up de la segunda guerra mundial, un juego de estrategia a tiempo real en el espacio, un juego de rol japonés que va por su duodécima entrega, o UN PUTO JUEGO DE VOLLEY BALL. Cojones, ¿qué esperábais? ¿que las jugadoras fuesen carmelitas con hábitos hasta los tobillos? Por el amor de Dios, intentad ver un partido real de volley femenino sin sufrir una erección...

Mirad, bonitas, me parecería cojonudo que también se hiciesen juegos para tías, pero es que no hay un público para ello. Es demasiado arriesgado. Tendréis que conformaros con los juegos unisex (tipo Syberia, Monkey Island, Sims, ...) hasta que alguien se decida por hacer un videojuego de Bridget Jones. Hasta entonces, intentad jugar en red al counterstrike en un cyber. A lo mejor os gusta y todo. O incluso resulta que hacéis amigos jugando, independientemente de qué muñegotes lleven bragas o no en el juego...

No sé, los juegos son como el cine, si uno quiere reflejar algo, se acoge a lo que existe en el mundo real, y ya está. Supongo que al gilipollas ese de antes Scarface también le transmitió valores cuando la vió. Cambiar el contenido de un producto por amoldarse a unas reglas de lo políticamente correcto me parece una gilipollez aún más peligrosa que poner el dibujo de una tía con las tetas gordas en un videojuego. Es como quejarse de que los coches de los juegos de conducción son demasiado buenos. La vida está llena de mediocridad (vosotras sobre todo, hatajo de reprimidas feas culogordas de mierda) como para encima tener que comernosla al comprar un videojuego.

A mí me gusta la violencia, me gustan las putas palabrotas y lenguaje soez, me gustan las tetas y los culos. Es lo que me venden y es lo que compro, oh, guardianas de la puta mediocridad. Empezad a arreglar los estereotipos por donde hay que empezar a arreglarlos, y dejad tranquilos de una puta a vez a los que disfrutamos con los videojuegos. Coño ya.

Mira lo que hace Somófrates a las 12.17.04 13:25