24. oktoober 2003

La mala vida.

Sólo hay una cosa peor que llegar a tu casa la noche del jueves a las tres cuado has de levantarte a las seis para ir a trabajar: llegar a tu casa la noche del jueves a las tres cuado has de levantarte a las seis para ir a trabajar borracho.
Todo comenzó en Avenida de América, y un tremendo atasco que no nos permitió llegar hasta la calle de Jesús hasta las nueve y media, metidos cinco viejos compañeros de trabajo en un Alfa Romeo. "A cenar, a cenar" decía el maldito correo de la semana pasada... Pulpo, angulas, croquetas de raya (no me atreví a preguntar qué tipo de raya es más famosa en las rias gallegas), mejillones a la marinera, chorizos criollos, quesos, lacón, y sabe Dios cuántas cosas más. Y, claro, eso hay que regarlo; a botella de riveiro por testa. De postre, filloas y tres chupitos de orujo (long story...)
Tumbos disfrazados de muñeira daba yo cuando salimos de aquel antro al grito de "¡nunca mais!".
Claro, luego está la peculiaridad de la calle de Jesús: que no es muy larga y hace esquina con la calle Huertas. Toda la calle está llena de gente que intenta pescarte para entrar en un local u otro, sobre todo si en tu grupo hay jembras. Pues nada, nada, licorcitos de manzana por aquí, gin tonics por allá, y algún que otro martini por en medio. Ya se me había olvidado lo lamentable de este tipo de locales autodenominados "bares de copas", donde el pachangueo y el mal gusto abundan disfrazados de altavoces y motivos decorativos varios (había un bar donde del techo colgaban bragas, sujetadores y muñequitos de Shinchan). Si mi infancia no son recuerdos de un patio de Sevilla, sin duda bien lo son de un montón de antros similares donde el garrafón amenaza con dejarte ciego de un martes para otro.
Aún con todo, me lo pasé de puta madre. Estuve a puntito de no ir, porque este tipo de eventos nunca llaman en demasía, sobre todo cuando puedes quedarte tranquilín en tu casita y meterte a las diez en la camita; pero también es cierto que una vez que estás allí, acabas pasándotelo siempre bien, recordando batallitas, haciendo el pallaso y gritando como un energúmeno.
A la vuelta, me acercó a casa Isabel, una chica enamorada de su perro. Un cocker llamado Jipi. Resulta que la muchacha había dejado al perro en el coche porque nunca deja al perro solo en casa (os podéis imaginar cómo estaba el coche por dentro...) El viaje de vuelta, entre historias perras y perros pelos de Jipi, fué una curiosa charla entre voces afónicas.
Mi cama se convirtió en la estación internacional, y ahora mismo mi cabeza amenaza con explotar de un momento a otro, mientras mi estómago no deja de recordarme que debería haberme bebido un litro de leche antes de salir de casa.

Dolor.

Mira lo que hace Somófrates a las 10.24.03 10:11



Cosonísimas:

Alex, para cuando Franco cumpla tú y yo -y alguno más- nos vamos a ir por cuenta de la casa a algún sitio de mal ver y buen beber. Te juro que hasta que no salgamos doblados cual alcayata mal clavada no te dejo escapar.

Mira lo que hace Adrián

Me parece bien.
Pero si es un truco para no pagar el rescate, te lo advierto: si en dos días no vuelvo, habré dejado instrucciones para que manden tu toalla butanita por correo a Tailandia.

Mira lo que hace Somófrates

Ah, peroooooo, ¿"era en caso de..."? Pues yo ya la he embalado y facturado...

Además ¿y si no vuelvo yo, qué?¿eh?

Mira lo que hace Gablin

Pues debo estar ya vieja, porque no siempre acabo pasándolo bien. Pero esta noche seguro que duermes de maravilla, cuando pillas la cama hecho polvo es lo mejor.

Felices sueños guapísimo :**

Mira lo que hace Haditjé

El MIDI de McGyver!!! GRACIAS SOMO!!! te debo una y MUY grande, tio!

Abayo!

Mira lo que hace Usagi

Ya, ya... ¡el beso de Judas!
Yo aquí durmiendo como un marmoto, y tú en Barna regalando peluches de FH cuando yo no miro, ¿eh...?
(Gracias, resalá)

Usagi, pa tí tó.

Mira lo que hace Somófrates

Pues gracias hombre ;)

Mira lo que hace Usagi Yojimbo