Pues bien me han jodido. Resulta que esta noche se les había olvidado decirme que vamos a hacer un papá noel invisible. Me toca comprarle, hoy día 24, un regalo al novio de mi prima de no más de treinta euros (si fuesen más, lo tendría fácil, pero a ver qué se me ocurre por 30 euretes...)
Para más inri, hoy de la oficina no salgo hasta las mil y monas, y mucho no me puedo entretener en comprar el regalo porque cenaré en casa de mi tía, en Hoyo de Manzanares (beyond Torrelodones). Después de cenar tengo pensado pasar por casa de Germán-The-Man, pero la carretera de camino a Madrid a esas horas me parece a mí que va a estar fina. En cualquier caso, hombrecillo verde, tú esperame que ir, lo que es ir, voy. A ver si puedo imitar a los muchachos del PLP (Por La Pati) y me llevo un tupper de langostinos y una botella de cava, o algo.
Por otra parte, va a ser la primera cena de navidad desde hace dos años que la pasemos sentaditos a una mesa. Ya parecía que el celebrar la navidad en un hospital era una maldición para esta familia.
Os sorprendería saber hasta qué horas puede abrir un Rodilla un día 24 de Diciembre. Lo cierto es que siempre se me quedará esa "foto" en la mente; las trece o catorce personas que éramos, todos metidos en aquella minúscula habitación comiendo sandwiches fríos y brindando en vasos de plástico alrededor de la cama de mi madre. Hasta le pusimos un gorrito de Papá Noel a Robocop (el robot del gotero de la quimioterapia).
Fué mi tío quien se ocupó de animarnos un poco. Él y mi padre han sido todos los años el alma de la fiesta, mi tío gruñendo y haciendonos de rabiar a todos y mi padre con sus payasadas. Sin embargo, fué el año pasado cuando le tocó a mi pobre tío. Pasar una reunión tan importante con la gente que quieres de esa manera es muy jodido, porque es imposible celebrar nada en esas circunstancias, y todo el mundo pasa de un estado de ánimo a otro en cero coma. Éso sí es sufrir por alguien.
Desde luego, desde que se fué mi madre yo no he vuelto a ser el mismo, y es imposible que pase un solo día sin que yo piense en ella, y me pregunte si podría haberle dicho algo más. Haber hecho algo más con ella. Supongo que son las dudas habituales en estos casos.
En navidad también pienso siempre en un viejo amigo. Un tipo que se llama Javier, y del que no tengo noticias desde hace muchísimos años. Lo conocí cuando me cambié de colegio para hacer quinto de EGB. Era un niño esmirriado, rubio y con gafas. Nos hicimos amigos enseguida, y pasabamos juntos todas las tardes. El tío tenía un ordenador MSX de cartuchos y a mí se me caía la baba con él. Se lo compró su padre, que vivía separado de su madre en Tenerife, y cuando venía a Madrid a visitarles siempre le traía algún trasto caro al niño. Tenía un gato llamado Lucky (por los cigarrillos, no por Alf), y el tío disfrutaba haciéndole mil perrerías. Tenía una risa nerviosa y estridente. A mí me parecía un tipo muy divertido. No me he vuelto a reír nunca tanto con nadie como lo hacía con él.
Recuerdo que nos dedicabamos a grabar casettes los dos con el magnetofón que yo usaba para cargar juegos en el spectrum. Jugabamos a ser locutores de radio.
Un día en el colegio el profesor de matemáticas le pidió los deberes y Javi no los había hecho porque se había pasado toda la tarde jugando conmigo. El profesor de matemáticas, Don Pedro, era un hijo de puta resentido que lo pagaba con los chavales (si le pillo ahora...) y nos tenía acojonados. Era verdadero terror lo que sentíamos por aquél cerdo. Pero Javi aguantó el chaparrón ahí de pié, sin abrir la boca, sin decir ni mú. Cuando Don Pedro se cansó de interrogarle, me señaló y me preguntó si tenía hechos yo los deberes. Le dije que no, y el preguntó por qué. Y como dos gilipollas, ahí nos quedamos toooooodo el día, de pié y calladitos. Éramos los unicos dos niños que quedaron en la clase castigados por no hacer los deberes, y aún así nos negamos a acuarnos el uno al otro. Cada vez que recordamos esto, nos partíamos el culo de la risa.
Con los años, nos salieron granos y pelos en los guebos. Javi creció muchísimo, y se dejó el pelo largo. El muy cabrón se las llevaba de calle. Los dos nos convertimos en unos gamberros que no hacíamos más que perder el tiempo y fumar porros. Los dos nos metimos a trabajar en un telepizza, y los dos compartimos el mismo vespino duarante un par de años. Nos aprendimos de pe a pa todas las canciones de los Guns N' Roses. Dios, a Javi le volvía loco Slash. Yo, por joderle y hacerle de rabiar, me hice fan de los Mötley Crue (tampoco fué tan mala elección, que yo sepa Axl Rose aún no se ha tirado a Pamela Anderson...)
A mitad de instituto, a Javi se lo llevó su padre a estudiar a Tenerife, porque aquí en Madrid tenía muchos problemas. Desde ese momento, tan sólo le veía en Navidad, por eso me acuerdo de él por estas fechas. A los pocos años, su madre y su hermana se mudaron (a Londres, creo), y él dejó de venir en navidades. De vez en cuando le llamaba por teléfono, pero todo se enfrió demasiado, yo me dedicaba a dibujar tebeos sobre todas las grilladas que tenía en la cabeza y él a follar en la playa con todo lo que se movía. Acabamos por perder el contacto.
Espero que la vida te esté tratando bien, De la Vega.
Y no me enrrollo más que por aquí están empezando a rular botellas y canapeses. Pasadlo bien, pringaos.
Mira lo que hace Somófrates a las 12.24.03 11:55Somo, comunícate conmigo. O enciende el móvil, so vinagre.
Mira lo que hace GermánQue pases una feliz nochebuena. Un besote
Mira lo que hace k-cConmovedor.
Un saludo.
Mira lo que hace BocatatunRecuerdos... creo que es lo único bonito que me produce la navidad, bellos recuerdos.
El resto de las cosas que aporta la navidad me produce sarpullidos y urticaria.
Saludos.
Cvalda.
Eh, tú también escribes como un friki del Averno ;)
Pasa buenas fiestas, persona.
¿Pero qué digo? No solo las fiestas, pasalo bien.
Que la vida te sonria.
Bueno, pero Felices Fiestas de todos modos, por recuerdos que nos traigan, que los del año que viene sean siempre mejores. Un saludo.