Yo es que no puedo. No me sale por más que lo intente. Mis defectos tengo, por supuesto (nimios, livianos y efímeros todos ellos, seguro), pero a extremos no llego. Soy demasiado tonto para poder ser malo. Como mucho llego a indeseable; contrapunto que tiene que ver con la villanía, impropiamente dicha, lo que la velocidad al tocino. Esto es: algún que otro cerdo sobre excitado de por medio.
No tenía ni pajolera idea de quién era el tal Farruquito. Supongo que, a la par que el que suscribe, medio planeta estaba en las mismas telas de la inopia. Pero nada como conducir borracho y matar alguien para que tu carrera se dispare. ¿Quién no sabe ahora del milagroso bailador de atormentada conciencia? Aforos llenos hasta la bandera, oigan. Si sólo le falta anunciar algún modelo de automóvil alemán. O alguna franquicia de autoescuelas. O la San Miguel cero cero. Tal vez no sea un ejemplo muy adecuado, y es posible que el tal Farruquito no seas más que un gilipollas con suerte (¿alguien sabe cómo se llamaba el atropellado?).
Por eso no vale quedarse en medias tintas. Para ser realmente malo y poder así disfrutar de lo bueno de la vida, hay que poner toda la carne en el asador. Porque la membrana que separa al cabrón despiadado del pringao sin futuro es delgada. Vamos a ver, después de estos últimos cincomil años, ¿ustedes han visto que algún político, o algún clérigo, o algún militar nos hayan pedido perdón? No, ¿verdad? Pues en esas estamos, caramba. En todos los aspectos de la vida, ustedes pisen a fondo, y no se preocupen por sus congéneres (que aquí quien no corre es porque vuela, y lo que no cojan ustedes terminarán por cogerlo los demás). Si, al fin y al cabo, siempre podrán decir aquello de "es que se me echó encima".
En el Soho londinense, estaban rodando una película pornográfica, y ante la afluencia de espectadores casuales de a pié, y por prevenir posibles algarabías (ya me contarán), las autoridades pertinentes mandaron a dos agentes para supervisar al gentío. Pues resulta que los dos adalides de la ley y el orden, acabaron en una furgoneta con algunas muchachas del reparto. Con la mala fortuna de que les grabaron en vídeo. Por supuesto, han sido expulsados. Expulsadísimos. Cierto es que cometieron la injuria de descuidar sus sacras obligaciones de intimidar al gentío, y acabaron usando una porra en lugar de otra. Pero, ¿en serio pretenden decirme que estos dos muchachos merecen castigo ejemplar? ¿Es esto lo peor de lo peor que podría engalanar las primeras planas de la prensa británica? A mí me da que es envidia cochina de algún pez gordo de Scotland Yard. Seguro. Es más, mejor nos iría si las fuerzas del órden vinieran bien folladitas antes de empezar a pastorear a las masas. Que cunda el ejemplo, por Dios. A ver si es posible que a la próxima manifestación anti-guerra que hagamos contra la enajenación mental de George, en vez de pasarles unas rallitas a los antidisturbios antes de sacarlos del furgón para que estén a tono, les pueden proporcionar otro tipo de estímulos carnales. Seguro que después daría gusto tratar con ellos.
Claro que, ahora que lo pienso, sería mejor ir directamente a la raíz del problema. Creo que es George el primero que va por ahí mal follado.
En fin, que se me va la pinza. La moraleja es que no es lo mismo ser malo, que hacer mal las cosas. Los miserables suelen reunir las dos (como Aznar y similares). Los realmente malos suelen hacer bien las cosas (los llamados "hijos de puta", que suelen usar a los miserables, y que son los que realmente triunfan). Y los tontos sólo saben hacerlas mal (como Farruquito, o los dos policías londinenses).
Nada como romper una jornada laboral ausentandose del trabajo por causas mayores. Como un funeral. ¿Recordais que hace unos días os comenté que al papá de mi amigo O. le habían cantado el 'final countdown'? Pues eso.
Supongo que será casualidad, pero no he pisado un tanatorio sin que afuera lloviese a cántaros. Si tuviese que relacionar la idea de un tanatorio con otra cosa, serían chaquetas de pana y paraguas.
Es increíble el pésimo gusto con el que decoran estos sitios. Por fortuna el muerto está muerto. Personalmente elegiría algo un poco más alegre (claro que yo soy un payaso y un gilipollas insensible), pero comprendo que a la mayoría les guste algo un poco más triste, o un poco más sobrio. Pero es que estos sitios inciden en lo soso.
Luego está la gente. Lo que realmente conforma el sarao. La fies. Esto es Jolibud, amigos. ¿Habéis visto lo que el viento se llevó? Pues aquí hay más drama que en el último episodio de "escalera hacia el cielo" (sinceramente, espero que mi funeral no pase del clásico "Chanquete ha muerto").
Imaginad que la habéis diñao. Vale, os meten en un buga hortera a más no poder, salen a la carretera con vuestro miserable cuerpo (sí, ése que no se parece en nada al de las revistas) y os siguen otros tantos coches. Llegáis al cementerio, y os dan una misa como en el autoservicio de un McDonalds: el coche fúnebre se para, la gente se baja de los coches, y por un altavoz se oye a un supuesto cura decir cuatro payasadas. Curiosamente, al decir lo de "señor, apiadate de *introducir nombre aquí*", uno se empieza a acordar de aquellos teléfonos de información en los que una voz aterciopelada y sensual dice aquello de "para averías, pulse el uno; para reclamaciones, pulse el dos; para..."
Bueno, pues allí estábamos los tres (yo, mi cigarrillo y mi camiseta de los transformers, formando un todo de lo más ecumenico y ceremonioso), cuando el altavocillo ése intentaba acojonarnos a todos con aquello de que hay que adorar a Dios, porque si no en el más allá (nota mental: escribir algún día sobre Ceuta) se nos va a caer la colita y no nos van a querer las chicas.
Punto álgido: "Los hombres no vivimos para nosotros. Los hombres no morimos para nosotros". Y ahí es cuando yo pienso "ahora dirá que lo hacemos por los demás, que al fin y al cabo, hasta la fé cristiana tiene su puntito ético y cívico". Y va el andoba y suelta: "Lo hacemos por Dios. Vivimos y morimos por Dios. Por eso vivió y murió JC, y por eso debemos obedecer y recibir a Dios, para así el último día levantar de entre los muertos y ser recibidos en su seno eterno".
Tíos, el día que me enterréis (bueno, en realidad me molaría que me incinerarais y os liarais unos porros conmigo -¡a ver a quién le toca la china gorda! ¡jojojojo!-), dadle un empujoncito al cura, que le voy a dar yo seno eterno.
Bueno, pues después de la misa esta cutre salchichera, la hora del bricomania. Cogen a la mujer, a la madre, a la abuela, a los hijos, y a todo quisqui y los ponen a mirar, entonces sacan al fiambre, lo meten en una pared entre Eulalia Jiménez Santos (tu familia no te olvida) y Estéban García Escudero (nunca te olvidaremos), lo tapan todo bien para que no se escape, y hala. Pa casa. Y digo yo: ¿no hay forma de evitarle esto a la familia? Vamos a ver, señores, que estamos enterrando los despojos de un pobre hombre, no ignaugurando un pantano...
Hijos míos, si es que esto es un asco, y el mundo es una mierda, y la vida no vale ná, y la gente es gilipollas de remate (me first). Así que yo, como el Bisbal: con el bum-bum-bum de mi pantalón. Y si Adán lió la que lió por comerse una manzana, yo estoy dispuesto a tragarme un camión de sandías, que esto se acaba.
Hale.
Mira lo que hace Somófrates a las 08.17.04 15:31Tío que profundo eres, eres tan profundo como el agujero de tu recto.
Mira lo que hace apio, la que se le han caío los ojos de tanto leerEl cabron se hace, no nace. Animo campeon, puedes lograrlo.
Mira lo que hace Heechee