28. oktoober 2004

Códigos del Códice Catódico

Últimamente se habla mucho de telebasura en los periódicos. Con la excusa de proteger a los menores de edad de según qué contenidos, se ha iniciado una campaña, más política que social, para retirar según qué contenidos de la caja tonta.

Personalmente estoy de acuerdo en eso tan fantástico de educar bien a nuestros niños, y no exponerlos durante demasiado tiempo a según qué cosas (que luego te salen como el Hombre Malo). Es más, casi que el método espartano con un par de pinceladas así como de siglo XXI, para mí que sería la solución óptima (pero esto no viene al caso). En mis tiempos, cuando a las películas con culos y tetas se les ponían pacatos rombos, a los sabios de la tribu les preocupaban menesteres como los videojuegos o la violencia. Y no, no hablo de bola de dragón, que a mí eso ya me había pillado sin virgo ni decencia, sino de cosas como el Equipo A, o que algún menor trasnochado pudiese ver en acción a Sony Crocket en corrupción en Miami. Al final, los psicólogos, esa gente aburrida que no tiene cojones a cursarse una carrera universitaria como Dios manda, y que son considerados más sabios que los propios sabios, determinaron que la desnudez o la violencia ficticia no afectaban en modo alguno a la psique del menor. Y los videojuegos, menos aún. Que locos los hay a patadas, y los habrá que se obsesionen con Sony Crocket, con Rambo, con un personaje de videojuego, con la Vírgen de los consuelos, o con el futbolista de moda en ese momento.

A mí la violencia me encanta. Siempre y cuando tomemos la violencia como una forma de ocio en ese mismo contexto. Cuando a Peter Weller le arrancan una mano de un escopetazo a quemarropa en Robocop, a mí alguna tripa se me movió, desde luego, pero nadie en la sala quedó más impresionado de lo debido. Menos gore pero más violento me resulta, por ejemplo, aquella escena de Chinatown en la que a Jack Nicholson (¿era a Jack Nicholson o a John Huston?) le meten un escaso centímetro de navaja en la nariz, y tras unos tensos segundos, zas. ¿Pueden, en cualquier caso, estas dos escenas marcar la mente de un niño? Pues, sinceramente, más violento e impactante me resultó saber que las mujeres mean coágulos de sangre durante cinco días al mes cuando mi vieja profesora de ciencias naturales (la pobre debía de llevar años sin mearlos ya) daba su clase con voz macabramente suave y rostro impasible a la vez que dibujaba unas grotescas y monstruosas trompas de falopio en la pizarra sobre unos gruesos trazos que pretendían ser una vagina... Me sentí como Marlon Brando en Apocalypse Now. Febril, enfermo y con ganas de leer poesía macabra (no sé si Brando también sintió una repentina mezcla de pánico y profundo respeto hacia el supuesto sexo débil). Ahora cuando alguna amiga me dice "estoy con la reigol", el rostro de aquella señora se me viene a la cabeza. Eso es un trauma, y no lo de ver El Resplandor con ocho años. Mi teoría particular es que este tipo de violencia (la ficticia, no la vaginal), como tantas otras cosas cuando te haces hombre o mujer, te aportan algo a tu perfil psicológico, a tu personalidad. Pero nunca negativo, te hayan gustado o no.

Con los videojuegos, pues pasa lo mismo. Yo, que siempre he sido un vago redomado, en vez de hacer los deberes, me enchufaba el spectrum a la tele de la cocina y me ponía a destripar macarras con el Renegade. "Este niño está obsesionado con el ordenador", decidieron los chamanes de mi choza. Y me quitaron el ordenador toda la semana, excepto los sábados. Tampoco es que hiciese entonces los deberes, pero si me encerraba en mi cuarto a construir faraónicas estructuras con mis tente en las que mis clicks se arremolinaban para rendirme pleitesía, ofrecerme presentes en forma de ganchitos, y aplacar mis iras para salvaguardar sus cosechas arrojando vírgenes al foso de la desesperación donde He-Man daba buena cuenta de los pin y pones, para terminar todo en una orgiástica danza destructiva en la que yo, poseedor de todo lo que alcanzaba la vista mientras la puerta de mi habitación permaneciese cerrada, destruía toda civilización a modo de apoca-génesis bíblico, los chamanes de la choza pasaban de mí como de la mierda.

En fin, señores sabios de la tribu. Que no se preocupen tanto en la educación de esos niños que de raíz están desatendidos en sus casas, que a fin de cuentas, el 70% del desarrollo se completa en el patio del colegio. Preocupense porque no acabemos todos estudiando psicología, y que los padres no tengan que estar once horas diarias en su puesto de trabajo sin poder atender a sus correspondientes camadas. Niños gilipollas ha habido siempre (tal vez ahora más, pero ya les digo que ni la TV, ni Marilin Manson, ni John Rambo, ni la pornografía, ni el tener dos papás o dos mamás tendrán mucho que ver en esto), y lo que hay que conseguir es que cada cual se tenga a sí mismo como ejemplo y modelo. Si al niño que asesinó a sus padres con una katana le hubiesen puesto a mano una réplica del mandoble de Don Pelayo, en lugar de culpar al Final Fantasy, igual hubiesen culpado a la reconquista (a Aznar seguro).

Fuera del tema de los menores, lo de la telebasura y los programas del corazón, pues es más sencillo todavía. Que cada uno haga lo que le dé la gana. Yo no veo la tele. No me gusta. Cuando era niño sí la veía, pero entonces la programación era distinta. Prefiero descargar porno y masturbarme durante horas gastandome la mitad de mi sueldo en papel absorbente colhogar. Y no digo que sea mejor, sólo digo que yo hago lo que me dá la puta gana. A quien no le guste, que cambie de canal. Y si no hay nada mejor en los demás canales, pues que se ponga un DVD. Y si no tiene DVD, pues que lea. Y si no le gusta leer, pues que se busque otro hobby. Pero, ¿censurar? Eso nunca. Si se ven esos programas, será por algo. Tal vez porque no hay nada mejor que ver. Tal vez porque cada vez que vamos al cine no podemos gastar menos de 20€. O porque una copa te cuesta 6€. O porque el litro de gasolina está ya a más de 1€. O vete tú a saber. Asegurense de que en las noticias no se nos miente sistemáticamente. Procuren que no nos bombardeen con estereotipos absurdos que nos quieren vender cosas a costa de hacernos sentir mal con nosotros mismos. Intenten que el asalariado, ladrillo básico que sostiene toda la estructura de la sociedad, no pierda poder adquisitivo y bienestar laboral ante el libre mercado del no intervencionismo estatal. Pero no me digan que las locas locas aventuras de Nuria Bermúdez son un mal ejemplo que habría que enterrar en documentales de National Geographic. Ojalá yo (y ustedes, y cualquiera) pudiese ser tan rematadamente tonto, follar tanto, tan mal, y encima ganar el dinero que gana ella haciéndolo. Más obscenos me parecen según que anuncios de electrodomésticos, por ejemplo.

Mira lo que hace Somófrates a las 10.28.04 14:23



Cosonísimas:

¿Sigues queriendo el Tupper?

Mira lo que hace Rear Window, resignada

¡Tú lo que eres es un... un... librepensador!

¡Pero qué asco!

Mira lo que hace Adrián

Lo que más.
Y si además piensas depilarte, también me lo pones, que pa hacer unas croquetas va muy apañao eso.

Mira lo que hace Somófrates


Está claro que la solución sería ofrecer más opciones al telespectador, si es que no es demasiado tarde y a la gente ya le gusta más el internete...si hablas de los anuncios de Siemens, han conseguido que la sola mención de esa marca para misántropos me dé escalofríos.

Por alguna razón, los pin y pones, tan rosas y verdes y lilas ellos, eran siempre susceptibles de sufrir el peor destino, en mis recreaciones de West Side Story, siempre moría el pin y pon antes que el click correspondiente...

Mira lo que hace Xisca

Más razón que un santo tienes, oiga. Si los niños salen gilipollas no es por culpa de los videojuegos, porque se pueden imaginar barbaridades hasta jugando con dos piedras.

Fíjate qué curioso era mi caso: no sólo mis padres se preocupaban con que jugara mucho a videojuegos; también tenía que escuchar a mi abuela diciéndome que no leyera tanto, que se me iba a secar la mollera como a don Quijote... ¡Menos mal que nunca me prohibieron ni jugar ni leer!

Mira lo que hace Santo


No, si a mi el texto asi, pues si, que vale...
Pero joer... Si ahora el cine ya vale 20€ en las tierras de la Región Centro... ugh!

-- ZJ, que no, ni palomitas ni cocacola y, si quieres cenar, a casa.

Mira lo que hace ZaraJota

¡Un texto de Somo y en la lengua de Cervantes!
Los niños salen tontos por que los padres y educadores son unos capullos que no desean tener responsabilidades, ni la de dar un buen pescozón a un criajo de mierda toca pelotas cuando le tira un le arrea una patada una viejecita.
La tele no es telebasura es uqe tu eres un snob sibarita que pretende que un simple electrodoméstico le eduque, le enseñe o le purifique el aura. Cojones yo a mi tostador no le pido nada de eso.

Mira lo que hace apio, brutalmente simple

Que las mujeres mean coagulos de Sangre???¡¡¡¡

Me estoy mareando......

Mira lo que hace Cachalote

Si todo eso esta muy bien, en serio, pero has dicho q si los menores de ahora estan agilipollaos es por otros motivos. Lo q me irrita es q no has dicho esos motivos, y me irrita porque todavia no haya oido a nadie dar una respuesta (aunque la iglesia tenga respuesta para todo). En cuanto a lo de la educacion en el patio del recreo, explica muchas cosas. Lo que tambien me gustaria saber es por que solo se le da importancia a lo q sucede en ese recreo ahora q un pobre diablo se ha suicidado (demostrando mas valor que la mayoria de niños perdidos)

Y bien?

Mira lo que hace Heechee

La gente es estúpida y necesita ver como pasan cosas horribles para decidirse a hacer algo y muchas veces ni aun así. Es lo que tiene...

Mira lo que hace Sanscrit