16. november 2004

La de Dios

Cuando se "investigaron" las responsabilidades de aquél caso de torturas en la prisión Iraquí de Abu Ghraib, uno de los amonestados alegaba que "si el caso hubiese sido al revés, ellos no habrían hecho menos". Y puede que tuviese razón. Incluso podríamos dejar de lado el hecho de que , si todo en este conflicto se redujese al mínimo denominador común, poco sentido tendría aquello de pacificar el país para brindarles libertad y democracia. Aún así, y sin considerar qué países en todo esto se suponen que avalan y abrazan ciertas convenciones, valiente sería ése denominador, teniendo en mente cosas como Guantánamo, donde los presos intentan suicidarse comiendo sus propias heces.

El cuerpo de marines americano, sin considerar las ramificaciones de operaciones especiales del ejercito estadounidense (seals, airbornes, rangers, artillería -"gunnery", o lo que vendrían a ser zapadores- y demás circo), es una fuerza con un entrenamiento de élite reconocida por cualquier experto (o persona mínimamente formada en esto) del mundo. Esto ha sido así desde hace más de sesenta años. Mientras en el resto de la alianza atlántica se educan (o al menos lo intentan) tropas de intervención profesionales, los estados unidos llevan décadas formando animales y asesinos. Periodos de instrucción de más de dos años donde se forma, ya no en la disciplina, sino en la propia personalidad al soldado, para matar de forma eficiente e implacable. Un marine americano no entiende de convenciones, ni de tratos humanos, ni de política, ni de democrácia. Éso le corresponde al estado mayor de defensa. Ellos tan sólo se ocupan de ejecutar con pasión las sentencias que dictan los mandos.

Hace unos días, copiaba de forma vil y miserable aquél artículo (siento no haberlo traducido) de ése periodista de la Rolling Stone que acompañaba a un escuadrón de marines de reconocimiento durante el sitio a Bagdad durante las primeras semanas de la ofensiva terrestre en Iraq. Allí quedaba clara la procedencia de los famosos insurgentes. Integristas de todo el medio oriente que acudían al país invadido por una oportunidad de disparar contra el tío Sam. Pasaportes sellados desde todas las fronteras, donde los motivos expuestos de la visita eran siempre los mismos: Yijad. Guerra santa. Mientras, el ejército iraquí se desarmaba sin condiciones en los arcenes de camino a la capital, y la milicia estaba compuesta a modo de leva (reclutas, tropas irregulares) por policías sin una formación militar convincente, que antes de disparar preferían explicar a los americanos por qué no podían rendirse, ya que estaban amenazados por el régimen; ellos y sus familias. Iraq, como tal, y pese a ser una dictadura, era un país laico (Sadam compró esas armas químicas y biológicas a USA precisamente durante su enfrentamiento contra los ayatolás de Iran) y gracias a su petróleo, muy muy rico (expliqué en su momento el revés que supuso para la recuperación económica del país tras el conflicto Iran/Iraq la inexplicable bajada del barril de crudo, incluso por debajo de los mínimos impuestos por la OPEP, exportado a norteamércia por parte de Kuwait, lo que irritó al beligerante Hussein y terminó en la invasión del pequeño país vecino). Cualquiera que quiera profundizar mínimamente en el tema, comprobará sin dificultad que no son éstos, iraquíes, quienes secuestran personal extranjero para grabar en vídeo sus ejecuciones y proferir así amenazas sin mucho seso al resto del mundo, sino esos supuestos cruzados santos venidos de Siria, Egipto, Palestina, Afganistán, y demás regiones cercanas. La pobreza es un estupendo caldo de cultivo para la ignorancia. Y la ignorancia lo es para el fanatismo.

¿Recordáis el caso de aquella soldado capturada y más tarde liberada? (lo siento, ya no recuerdo su nombre). Iban incluso a rodar una superproducción para Hollywood. Un aguerrido comando se infiltró de noche en las instalaciones enemigas, y arrebató de las garras del enemigo a la maltrecha y vejada compañera. Se habló de torturas, maltratos y muchas otras cosas. Pero cuando la soldado por fin habló (desoyendo las recomendaciones del Pentágono), lo que dijo fué que sencillamente fué herida en una emboscada, la dejaron atrás, y los iraquíes (quiero resaltar esto de "iraquíes") la trasladaron a un hospital donde fué curada, del que fué rescatada varios días más tarde, una vez la noticia había hecho eco en la opinión pública. El trato que recibió fué en todo caso digno y más que apropiado a las circunstancias. Repito: palabras de la soldado, no mías.

A lo que las tropas estadounidenses y su nueva milicia iraquí se enfrentan ahora es al fanatismo y terrorismo propio de las guerrillas que durante tiempo antes habían representado la cruzada personal del propio Husseín. Cuando los kurdos, los suníes, los chiítas y demás etnias se veían envueltas en conflictos de cualquier tipo, se les llamaba civiles. Ahora que se enfrentan a la ocupación americana, se les llama terroristas (y cualquier cabrero de Tora Bora puede empuñar un rifle automático AK47, máxime teniendo en cuenta que hace unos años la CIA entrenó y financió a estas guerrillas cuando convenía expulsar del poder en Afganistán al gobierno de turno, respaldado por la unión soviética, y que olía a rojo que tiraba de espaldas. Lo mismo hicieron con el UPK del kurdistán, que apoyaba a Iran, mientras que le vendían armas a Irak contra ellos, y... en fin, que todo es más complicado que "moros y cristianos", y que en toda su puta vida Estados Unidos ha hecho nada por la paz en el Oriente Medio, sino más bien todo lo contrario). Y que Dios me libre de estar excusando al sanguinario dictador.

Teniendo esto en cuenta, resulta aún más descorazonador escuchar según qué tipo de opiniones cuando, tras un atentado contra las propias fuerzas iraquíes por parte de estos guerrilleros, uno escucha un desesperado "Pero, ¿por qué lo hacen? ¿No ven que sólo queremos ayudar a reconstruir su País y darles libertad y democracia? ¿No ven que se están matando entre ellos?". Para la opinión pública de occidente, no parecerán más que moros matando moros. Y ahí está el chiste. Que a esos insurgentes se las trae al pairo ése país, porque ni si quiera es suyo, y porque quienes más o quienes menos, siempre han estado a hostias unos con otros. Gracias al integrismo religioso (los muchísimos que habrá en la zona), la ocupación isrraelí, los sobrantes turcos, el intervencionismo americano, y la madre que parió a Paneque. A todo esto, Aznar ha querido sumar que los Almohades vencieron a los castellanos en Alarcos en 1212, que ya puestos, cualquier excusa es buena para tirarse al bollo...

Claro, antes de intentar comprender todo esto y empollarse los últimos cien años de historia mesopotámica, pues votamos a Bush y que nos despeje la ecuación a hostias. Un avispero, vamos.

En fin, la última de los libertadores del mundo pobre:

Un grupo de marines entra en una mezquita de Faluya, donde yace una decena de cadáveres desparramada por el suelo. Uno de los insurgentes, cubierto con una manta, permanece inmóvil. Alguien musita «está fingiendo su muerte, está respirando». Un soldado da un paso, apunta sin llegar a encararse el fusil, aprieta el gatillo y anuncia: «Ahora ya está muerto». La muerte, filmada el pasado sábado por un periodista que acompañaba a las tropas estadounidenses, fue emitida ayer en EEUU por la cadena Fox y la NBC, después de que el Canal 4 británico difundiera las imágenes el día anterior.

Estamos trabajandou en ellou...

Mira lo que hace Somófrates a las 11.16.04 11:30



Cosonísimas: