17. veebruar 2005

De autoridad pertinente.

Dios, cualquiera de ellos, siempre ha sido reverenciado por temor. Desde que fuimos conscientes de que aquél huevo frito que salía y se ponía por el horizonte escapaba a nuestra comprensión, y por temor a que el día menos pensado alguien fuese a mojar pan y desparramase la yema sobre nosotros, empezamos a adorarlo. Matábamos animales, e incluso a nuestras fecundas hijas en su honor, tal era nuestro miedo.

El hombre se ha ido explicando muchas cosas desde entonces y, muy a pesar de Galileo, esa necesidad de reverenciar lo etéreo y autoinfundirnos temores que nos alejen de lo cotidiano nos llevaron a formás más refinadas de filosofía divina. Y, si bien antes no se podía comer en viernes, o beber vino, o lo que fuese menester, ahora no se puede amar o querer según qué cosas, no vaya a ser que a nuestra inmortal alma le toque un abogado de oficio el día del juicio final.

Es dificil sobreponerse a la superstición. Yo mismo, en ocasiones, me sorprendo esquivando escaleras y otras zarandajas (luego me aplico el correctivo de desandar lo hecho y pasar por debajo, con un par). Y es que los tíos duros de cojones como yo no tememos el apocalípsis, y no puede haber inquisitivo jinete trompetero que ennegrezca nuestros corazones tras haber presenciado aquél eurovisión junior.

Sin embargo, sí que profeso un miedo ciego hacia una fuerza superior. La naturaleza. No la amo. No la respeto. Pero Gaia se me asemeja como un gigantesco niño retrasado al que le dá por agitarse cuando se caga encima y no puede dormir tranquilo. No entiende de justicia. Símplemente se mueve. Y los animales que vivimos de ella deberiamos comprender el sentido de simbiósis necesaria. Evidentemente los recursos están ahí para quién sabe aprovecharlos. Pero no es Dios quien nos permite respirar, ni el que con sus poderosos campos electromagnéticos aleja de nosotros los furiosos embistes del Rey Sol, ni quién remueve el fondo de nuestros mares para que la vida siga fluyendo. Esta jodida roca se mueve. Está viva.

¿Quién puede temer a un hombre bomba, o a un arma química, o a un reactor nuclear, cuando Gaia puede tirarse un pedo y negar en dos horas la existencia de cuatrocientas mil personas?

No es el cambio climático lo que me preocupa, ya que Gaia se regulará y se adaptará, y la materia orgánica que cubrimos su seno cambiaremos con ella y nos adaptaremos al cambio. Respiraremos metano, una nueva raza de cucarachas dominará la tierra, o volveremos al estado microbiótico, dá igual. Seguiremos teniendo Operación Triunfo. Lo jodido será el periodo de adaptación. Cuatrocientos científicos han advertido que en un plazo de veinte años vamos a estar cagando raquetas, y el poder económico, esa falsa ilusión de deidad, les llama alarmistas. Al tiempo que alguien tacha de inmoral y contranatura el sexo oral o el matrimonio gay.

Y yo, mientras, tengo miedito.

Mira lo que hace Somófrates a las 02.17.05 12:26



Cosonísimas:

El Apocalipsis empezará en cinco segundos a partir de... Ahora.
Cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno...
Noooooooooooooooooooooooooooooo... Shhhh... Shh...
Bien, ya está.
Ha sido rápido, ¿no crees?
Y relativamente indoloro.
Supongo que siempre ha resultado obvio que todo aquel asunto de los jinetes y las trompetas era alegórico, ¿no?
Aunque supongo que ya no importa.
Ha sido rápido, un solo estallido de energía pura y todo el planeta convertido en escombros.
Perdona, ¿dices algo?
¿Que? qué ha sido ese gemido?
Mmm, no estoy segura, la verdad.
Parecía un lamento, ¿no?
Quién sabe, quizás era la conciencia global del planeta, un aullido colectivo, un eco de la explosión, yo qué sé.
¿Qué más dará a estas alturas?

Dark kisses

Mira lo que hace lua


¿¿¿Lo de los Jinetes no es literal???
Lua me ha jodido el resto de mi existencia...

Ahora solo me queda seguir observando a los Cuervos que digan "ay..."

Mira lo que hace ZaraJ

¿Veis, niños? Si esnifais pegamento barato podéis acabar como nuestra amiguita Lua.

Mira lo que hace Somófrates

Probando anti-spam.

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