Cuando estaba en el colegio, entre sexto y octavo de la E.G.B., tuve un profesor de lengua y literatura llamado Donangel. Debería escribirlo como Don Ángel, o Ángel a secas, pero eso no haría justicia al hecho histórico.
El hombre no era muy alto, ni tampoco muy delgado. Tampoco tenía mucho pelo (aunque por aquel entonces eso sólo interesaba al providencial destino). De hecho, mis compañeros siempre bromeaban diciendo que Donangel era yo con cincuenta años. Siempre vestía con un chandal, y tenía que usar un reloj sumergible, porque con lo que sudaba, los relojes normales se le estropeaban con rapidez. Su poco pelo se confundía a veces con una graciosa barbita descuidada de días, todo ello sembrado de venerables canas. Olía a sudor y ducados, y reía socarronamente luciendo una graciosa mella donde debía de lucir un molar, mirando por encima de aquellas gafas de lectura que desentonaban tangencialmente con su atuendo.
Tal vez con esta descripción uno se pueda imaginar algo que no es. El simpático manchego era un profesor como pocos, envidiado por todos sus compañeros, ya que mientras que los demás educaban a voces, éste se ganaba el cariño de todos los chavales.
Hubo un año en el que tuvo además que hacer las veces de profesor de gimnasia, y el pobre hombre, pues no se veía muy en la labor, de manera que dedicabamos una hora a jugar por el patio a cualquier cosa aparentemente física, y la otra nos encerrabamos en el gimnasio para que nos hablase de culos y tetas. Donangel aprovechó para intentar darnos clases de educación sexual (muy a la manchega), y aprender, aprendimos un rato. Luego vinieron las leyendas sobre que si el maletero de su coche rebosaba de revistas pornográficas, y cosas por el estilo. Cosas de críos.
Donangel pasaba bastante tiempo conmigo, y hablabamos mucho. Bueno, él hablaba más que yo. Yo nunca prestaba atención en clase. En ninguna clase. No me interesaba aprender, y el aprobar tan sólo era una molestia por la que tenía que pasar para que no me echasen la charla en casa. Odio que me echen la charla. Y aprobar, pues aprobaba. Normalmente solía dibujar en las clases. Mientras tomaba apuntes, o fingía leer la lección, o simulaba corregir mis deberes de matemáticas mientras Donpedro gritaba tras esa barbita afilada, yo dibujaba todo tipo de gilipolleces. Cogía una de esas hojas cuadriculadas y superperforadas de mi carpeta, y la llenaba de chorradas. Dibujos, grafittis, y demás, con un par de bolis de colores, y algún fluorescente, o un lápiz. No sé, lo que tuviese a mano en aquel momento.
Donangel un día se hizo con una de esas hojas pintarrajeadas. No es que yo la echase en falta, ya que, de hecho, normalmente me despreocupaba por ellas. Sólo eran un pasatiempo hasta que sonaba la campana, y probablemente me la dejase en mi pupitre al término de una de sus clases. Tiempo después me enteré de que había mantenido alguna que otra charla telefónica con mi madre (la pobrecita mía, por una vez henchida de orgullo de que un profesor no la llamara para decirle que yo no daba palo al agua), y se interesó bastante por mí. El caso es que, un día, al entrar en clase dijo que en lugar de lengua, íbamos a dar una clase extraordinaria de educación plástica. "Composición", lo llamó. Sacó mi hoja pintarrajeada de su carpeta y la aireó a la voz de "se trata de que consigáis algo parecido a esto". Cogió una chincheta, y lo colgó junto a la foto del rey que por aquel entonces tanto proliferaba en las aulas de los colegios públicos. Luego me señaló con el dedo y me dijo: "Tú no. Tu ya tienes hecho el trabajo, y aprobada mi asignatura de lengua este curso" (y estabamos en Noviembre).
¿Y qué hice yo durante aquella hora en la que todo el mundo hacía lo que yo no podía? No os lo diré; probablemente ni os lo imaginéis, pero aquel año aprendí dos cosas: Que en la vida hay que ser cándidos como palomas y astutos como serpientes (aunque aún no haya conseguido poner esto totalmente en práctica), y una cierta debilidad hacia las rimas de Gustavo Adolfo Béquer.
Yo sé cuál el objeto
de tus suspiros es.
Yo conozco la causa de tu dulce
secreta languidez.
¿Te ríes...? Algún día
sabrás, niña, por qué:
Tú lo sabes apenas
y yo lo sé.
Yo sé cuando tu sueñas,
y lo que en sueños ves;
como en un libro puedo lo que callas
en tu frente leer.
¿Te ríes...? Algún día
sabrás, niña, por qué:
Tú lo sabes apenas
y yo lo sé.
Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez.
Yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.
¿Te ríes...? Algún día
sabrás, niña, por qué:
mientras tu sientes mucho y nada sabes,
yo que no siento ya, todo lo sé.
Vaya por Dios. Hoy es uno de esos días en los que me apetece escribir y no sé sobre qué hacerlo. Además, la tropelía de quehaceres propios de mi puesto laboral acompañan al impulso.
Leyendo, leyendo, veo que Isabelo arremete en su Zahurda contra la imbecilidad galopante de Acebes. Y el caso es que no es por falta de ganas que no le doy un repaso al PP desde hace meses. O a los legionarios de Cristo Rey. O a quien toque en ese momento. Es por un mero problema estomacal. En pocos segundos paso del bufoneo y la sátira política a algo peor, y eso no me gusta. Pero bueno, me leo algo en losgenoveses.com y se me pasan las ganas.
A Germán le da por hablar de la declaración de la renta. Y, lo cierto es que ayer me pasé un buen rato con ella (siento no haberte podido contestar en el messenger), y no me apetece mucho el tema. De hecho, se me empiezan a quitar las ganas de seguir escribiendo nada...
Soraya en su blog sigue abusando de a saber qué extrañas substancias, y con el motivo de las vacaciones (las suyas, claro) lo ha convertido todo en un insufrible homenaje a saber qué profesores suyos. Soraya, hija, que estás pa que te aten y no te suelten. Miedo me está dando el día que quedemos para tomarnos un café...
A la Tirolesa en Tanga ahora le gusta el fútbol. Pero creo que como a mí, sólo le mola ver jugar al portero. En fin, esto sólo me dá pié a recordar que en la porra del barrio yo aposté un eurete por Dinamarca, equipo que todo el mundo me decía que era incapaz de ganar (pero es que Dinamarca es una palabra que suena muy bien y me gusta mucho). El caso es que no sé si les han eliminado ya o no. ¿Alguien me puede poner al día?
Apio sigue soltando absurdos de esos que a mí tanto me gustan, pero que no me inspiran mucho. Hace tres o cuatro años yo sí que conservaba una cierta tendencia al absurdo, pero tras el espantoso amuermamiento que contrajo en mí el cambio de milenio (ver "las locas locas aventuras de Somo", nº 348 USA), se acabaron las galácticas sagas de Manolo el portero de discoteca gay, las tésis sobre la descomposición fractal de la luz amarilla y el pigmento violeta sobre mis calzoncillos, los orígenes tibetanos de los sandwiches de mantequilla de cacahuete con mermelada de arándanos tan famosos por su constante mención en las series americanas, el seguir dibujando las aventuras de John Mambo contra los Paquitos del espacio exterior, o la composición de baladas románticas como "desde aquél día en la guardería no tengo hímen que puedas romperme, pero si quieres te dejo arrebañarme los bordes, amor" (fué por culpa de la longitud del título que no pudimos editar un disco, maldito sea el formato CD).
A la Tani le dá por hacer un consutorio(?) erotico-festivo. Muy en su línea, esta vez animada por Irenerl (que está sin ordeñador, la pobrecita).
En fin, que tanto como reivindicaciones (o inquietudes, o picores, o lo que sea) acordes a las suyas, no creo que pueda hacer yo. Pero si queréis un consejo sobre prácticas sexuales, os recomiendo que si mientras folláis le queréis manosear las tetas a una tía, os pongáis en el borde de la cama. Esto es porque a veces se puede perder tracción (y todos sabemos lo importantes que son los neumáticos) si dejamos de agarrarnos a algo más firme. De este modo, siempre podremos estirar un poco la pierna y apoyar el pié en el suelo. Recordad: el equilibrio lo es todo.
Personalmente, es por esto que siempre he preferido los sofás antes que las camas.
Adrián tan sólo consigue recordarme (muy de vez en cuando, ya que como no le veo por zonalibre, se me olvida que sigue teniendo un blog) que he de comprarme una cámara de fotos nueva. Estoy pensando en una Canon PowerShot A60, que rondará los 200, creo. No me interesa mucho ni las grandes resoluciones (con dos megapixels voy que me mato) ni los enormes zooms (y menos si son digitales, claro). Casi que me llama más cosas como el enfoque manual, y eso... ¿Recomendaciones?
Joaquín, para variar, se queda empanadísimo en su blog hablando del calor. Queridos amigos, aquí tenéis un remedio infalible para evitar las molestias de las altas temperaturas este veranito: ignorad el calor.
A mí me funciona...
Si creéis que debería leer algo más hoy, decidmelo. Yo he hecho tiempo suficiente con esta gilipollez como para irme a comer...
A medida que uno crece, va perdiendo fascinación por las cosas, y uno empieza a obsesionarse con otros temas que antes no sabía ni que existían. El pánico y el miedo sustituyen a la capacidad de asombrarse por lo terrorífico.
Cuando yo era crío tenía incontrolables escalofríos con tan sólo pensar en lo que podía haber debajo de mi cama (y no, no me refiero a quella época en la que mi hermano y yo compartíamos litera). Sin embargo, después de imprimir diecisiete páginas de declaración de la renta, nada que pueda estar a menos de diez metros de mi cama podría asustarme.
Tan sólo hay dos cosas en el mundo que siguen dándome escalofríos: la población rural estadounidense y la idea de que en el pabellón de neurocirugía del hospital de La Paz puede haber becarios en prácticas. Por esto es que el viernes disfruté como un cabrón viendo "la casa de los mil cadáveres", de Rob Zombie. Se nota que como director es primerizo, pero la película no está nada mal. Tiene mucha... ¿cómo podría decirlo?... atmósfera. Sí, atmósfera. Te va metiendo el mal rollo en el cuerpo muy poquito a poco, y cuando te quieres dar cuenta de lo que estás viendo ya te has comido medio reposabrazos del sofá.
Payasos, sangre, rituales, autoestopistas, freaks a go-go, aberraciones quirúrgicas, la rubia de turno, la América profunda, una noche de lluvia, y el Doctor Satán. Se nota que mama muchísimo de aquella matanza de Texas, y hasta está ambientada en un supuesto mil novecientos setenta y algo; aunque no es tan angustiosa y claustrofóbica (tan sólo en cortes muy concretos, bastante llevaderos), y resulta hasta divertida.
Pues eso. Que esta película es la polla que te folla. Sólo os diré que fué rechazada tanto por la Universal como por la Metro antes de que la distribuyera Lions Gate Entertainment, así que haceros una idea...
El raperillo Eminem, muy listo él, un día se hizo famoso y empezó a vender discos como churros. Me hace gracia ver el rollo que lleva encima cada vez que le veo por la televisión. Sobre todo cuando le oigo cantar cosas como "I´m the real Shady", y demás.
Tal vez el muchacho debería dedicarle alguna canción a Ronnie James Dio un día de estos, aunque sólo sea por quitarse la espinita de haberle plagiado descaradamente una canción y haberla destrozado en un rap infumable (lo que, no obstante y cual misteriosa y santísima concepción, le hizo famoso).
Gilipolleces propias de los subproductos de la MTV a parte, la canción original es un clásico que nunca me canso de escuchar. Esta tarde/noche la subiré al radio blog, tras lo cual ya conocéis la fórmula mágica: escuchadla o morid.
Every time that I look into the mirror
All these lines in my face getting clearer
The past is gone
It went by like dusk to dawn
Isn't that the way
Everybody's got their dues in life to pay
Well, I know, nobody knows
Where it comes and where it goes
I know it's everybody's sin
You got lose to know how to win
Half my life's in books' written pages
Lived and learned from fools and from sages
You know it's true, oh
All these things come back to you
Sing with me, sing for the years
Sing for the laughter, sing for the tears
Sing with me, just for today
Maybe tomorrow the good Lord will take it away
Sing with me, sing for the years
Sing for the laughter, sing for the tears
Sing with me, just for today
Maybe tomorrow the good Lord will take it away
Dream on, dream on, dream on
Dream yourself a dream come true
Dream on, dream on, dream on
Dream until your dream comes true
Dream on, dream on, dream on, dream on
Dream on, dream on, dream on, dream on, oh
Sing with me, sing for the years
Sing for the laughter, sing for the tears
Sing with me, just for today
Maybe tomorrow the good Lord will take it away
Sing with me, sing for the years
Sing for the laughter, sing for the tears
Sing with me, just for today
Maybe tomorrow will pull out and take it away, yeah
Hoy lunes, y a falta de prestarle mucha atención a internet este fin de semana, advierto las notas y mensajes dejados por sabios, consejeros, bufones y magos de la corte sobre el potencial de este post a ser malinterpretado, amén de lo chulo y desagradable. El defensor del espectador llega a Animosidad Contestataria. Seamos políticamente correctos:
Sí, vale. Sé que llevo unos días sin escribir nada, y sin poner ninguna chorrada. Ya sabéis que me dá por temporadas, y esta semana al menos estoy mu perro. Que estar perro no es malo, pero es que no tengo muchas ganas de hacer nada. Es la misma sensación que se puede tener cuando al pedir tu pizza de jamón te la traen con bacon, y además un par de ensaladas que no habias pedido y un asqueroso pan de ajo sin cobrarte nada por ello. No te quejas, pero tampoco le pones muchas ganas al asunto.
A ver si os hago un monográfico del "City of Heroes", que está bastante chulo...
PD: Nuestros políticamente correctos respetos a todos los repartidores de pizza que coexistan con nosotros en este plano de existencia universal, ya que no se ha pretendido ofender o ridiculizar a tan noble profesión en ningún momento.
Fuente de alimentación de 650W.
Sistema de refrigeración independiente para la tarjeta gráfica.
Procesador Intel® Pentium® 4 3.4 GHz Extreme Edition w/Hyper-Threading.
Placa base ASUS P4C800-E Deluxe - Intel 875P.
SDRAM de 2GB Corsair XMS Extreme Dual Channel DDRa 400MHz (¡¡cuatro trenecitos!!)
Tarjeta gráfica ATI RADEON™ X800 Pro 256MB DDR3 w/Digital TV Out.
DOS Discos duros de 74GB Western Digital Raptor Serial ATA 10,000 (DIEZ MIL) RPM.
DVD 16/48x IDE con decodificador MPEG-2.
Grabadora de DVD Plextor PX-708A 8x DVD±R/W.
Tarjeta de sonido Creative Sound Blaster® Audigy 2 ZS Platinum Pro.
Thanks to Joaquín for the info.
Andreé es de Europa del Este. Adreé tiene un don especial. Dios le otorgó un poder. Ni si quiera es una habilidad, es símplemente un prodigio milagroso. Muchos otros son quienes han intentado lo mismo que él, y aún siguiendo sus mismos pasos, jamás han podido aproximarse a los sobrecogedores actos de fé que el mesías realiza.
Miden la temperatura. La mezcla. Comprueban la presión. Pero es inútil.
Y es porque Adreé le pone el ingrediente más importante de todos. El café que hace Andreé sabe a AMOR.
Se nota que lleva días dandole vueltas al tema. Obsesionado. Y supongo que es normal cuando a los veinticinco años termina una historia de siete.
Me va contando sus divagaciones de manera cronológica sin darse ni cuenta, y casi se adivinan atisbos de la evolución de su locura con cada sorbo que le doy a mi cerveza. Argumentos que primero quieren justificar su autodestructivismo, luego enfatizan en lo injusto, pasan por lo sacro de sus sentimientos, y acaban en desprecio. El cuadro típico, mojado con insomnios, algún coma etílico, bajadas de tensión, mucha cocaína y una sospechosa muñequera que no deja que nadie toque.
Con cada punto que le da a su historia, a mí se me vienen a la mente dezmil vivencias personales; un par de cientos de sonrrisas y nueve mil y pico agujeros de bala. Pero no le digo nada. Porque no quiere que le diga nada. Sólo quiere que le escuche, y que le diga que tiene razón cuando dice que su historia es la más triste que jamás ha vivido nadie en la historia de las historias tristes.
Me lo resume en cuentos y parábolas que él mismo se ha hecho, como quien intenta hacerse una chuleta para ir a un exámen. Me habla de ella buscando algo en un bosque, o no sé qué gilipolleces. Me cuenta los discursos lapidarios y las frases fulminantes que seguramente lleva días practicando frente al espejo y que no se atrevió a decirle a ella. Me habla de ella, de sus gestos, de sus frases, de sus olores.
El tipo más activo, positivo y con más iniciativa que conozco en el mundo se estaba deshaciendo como un pelele delante de mí. Pero es que esto es vivir, hijo mío. Esto es la salsa de la vida, lo que todo nos lo dá y lo que todo nos lo arrebata. Si nunca nos pasara nada realmente malo, nunca aprenderíamos a apreciar lo realmente bueno. Y, pese a que ultimamente me doy cuenta de que en el mundo solamente sufren las buenas personas, yo no puedo más que escucharte cabizbajo y regalarte mi silencio. Ni si quiera pedirte que tengas cuidado con esas papelinas, ni con esa botella, ni con lo le haya pasado a tu muñeca. Porque no voy a decir sólo lo que tú quieras oír.
Cuentas con mi mano, aunque sea pequeña y torpe, para superar tu trago, amigo. Pero no me vuelvas a pedir que sea cómplice o mensajero de tu estupidez.
Ay que gustito pa mis orejas,
enterradito entre tus piernas,
y tu me dices ay! que te responda,
yo todavía no te he escuchao, a tu pregunta,
lo mas grande de esta noche, que se hizo de día,
si saliera el sol, a mi me verias.
como un conejillo entre tus piernas,
bebiendo tu esencia, siguiendo tu senda,
ay que gustito pa mis orejas.
ay como un conejillo entre tus piernas
bebiendo tu esencia, siguiendo tu senda,
ay que gustito pa mis orejas.
Ay que gustito pa mis orejas,
enterradito entre tus piernas,
si soy agua tu me llevas,
si soy parra tu me dejas,
el horizonte es un muro,
que me cabe entre las cejas,
que me cabe entre las cejas,
oy oy oy oy oy oy.
Black clouds on the horizon
Great thunder and burning rain
His chariot pounding,
I heard the heavens scream his name
I watched as he shouted
To the giants that died that day
He hehd up his hammer high
And called to Odin for a sign
Thor the mighty, Thor the brave
Crush the infidels in your way
By your hammer let none be saved
Live to die on that final day
Gods, Monsters and Men
We'll die together in the end
God of thunder, god of rain
Earth shaker who feels no pain
The powerhead of the Universe
Now send your never ending curse
Swing your hammer to crack the sky
Lift your cape so that you might fly
Back to Odin and the Gods on High
And leave this mortal world
- Thor the Powerhead (Manowar).
Si las mujeres no se interesan por tí, si no sabes cómo hacer que a esa chica le llame la atención tu cuerpo donete, si ahora que viene el buen tiempo las chavalas no caen rendidas a tus pies al borde de la piscina de tu bloque, no desesperes. Con el método Somo patentado, verás como ligar es fácil y sencillo. ¡Dá igual que seas un gordo de mierda, un monstruo feo de cojones, o incluso un enano que no tiene ni media hostia!
Lo fundamental es que debemos atacar en el momento preciso, ya que no es bueno precipitarse. Un mal paso podría hacer que esa chavala salga corriendo antes de tiempo (puede que incluso haciendo aspavientos, o hasta pidiendo auxilio). Bien, primeramente, y habiendo aclarado esto, necesitamos un apocalípsis nuclear. Olvidaos de aquella tontería del guateque y la aspirina en el calimotxo, no hay nada como el final de la civilización tal y como la conocemos para crear el ambiente ideal. Hay que estar atentos, el día menos pensado puede caer un misil balístico intercontinental en tu ciudad.
Bueno, esta podría ser la fase más dificil del proceso, pero con practica y siguiendo al pié de la letra mis consejos, ya veréis como no es tan complicado.
Todo ser vivo a menos de trescientos metros del punto cero, se evaporará instantaneamente, ya que durante la primera milésima de segundo la fusión expontánea del uranio hará que el aire a su alrrededor alcance unos cien mil grados centígrados. Si tenemos un poco de suerte y nos encontramos a una distancia de un kilómetro o más del centro de la explosión, empezaremos a tener más posibilidades. En el momento en el que notéis la luz (será como el flash de una cámara de fotos, pero a lo bestia), tenéis un segundo para reaccionar. Si podéis, aprovechad toda cobertura que tengáis a un paso o menos de vosotros. Si está a más de un paso, olvidadlo, no os dará tiempo.
En cualquier caso, tiraos al suelo, en posición fetal, cubriendo vuestro pecho con los brazos cruzados, e inclinando la cabeza, de modo que quede expuesta la menor superficie de piel posible. Esto nos protegerá de la radiación térmica, el efecto más inmediato de un ataque nuclear, que consiste en un montón de fotones (la misma que hace que nos pongamos morenitos cuando vamos a la playa). Mantened la posición fetal durante diez segundos, procurad expulsar todo el aire de vuestros pulmones y aguantad la respiración (el aire estará muy caliente, y al entrar en nuestros pulmones podría calcinar los alveolos, lo que haría que muramos por asfixia).
Tras esos diez segundos, levantaos rápidamente y buscad una cobertura seria (un muro, una roca, o cualquier cosa realmente bien agarrada al suelo) ya que al elevarse tantísimo la temperatura, el aire se dilatará, y desencadenará la explosión propiamente dicha. La onda expansiva. Esta onda expansiva arrastrará todo lo que pille a su paso con muchísima fuerza, así que procurad escoger bien vuestra cobertura, y aseguraos de que ningún cristal cerca de vosotros pueda estallar (cualquier cristal estallará). Tapaos bien los oídos, porque todo ese montón de escombros se os echará encima a match tres.
Cuando haya pasado la onda expansiva, volved a contener la respiración, porque la presión atmosférica será practicamente nula (al dilatarse el aire, se creará el vacío). Ahora viene la segunda parte de la onda expansiva: todo ese aire que se ha desplazado, ha dejado un vacío, y al enfriarse de nuevo el ambiente, se volverá a llenar. Esto es, tras la explosión, vendrá una implosión. Otra onda expansiva igual de potente que la primera está por llegar, pero esta vez desde el otro lado. ¡Duck and cover!
Si habéis llegado hasta aquí, enhorabuena. Lo difícil ya está hecho.
Ahora alejaos del punto cero. Alejaos mucho. El uranio que se ha evaporado en la fusión atómica estará callendo en partículas microscópicas sobre vuestra ciudad a los pocos minutos. De momento, nuestro único enemigo es la radiación alfa, pero esta estará en el suelo, de modo que llevando un buen calzado y procurando no levantar polvo al andar, la evitaremos. En cualquier caso, siempre es buena idea darse un baño lo antes posible, usando yodo o ácidos cítricos. Esto aumentará nuestras posibilidades de sobrevivir a la radiación beta y gamma.
Ahora es cuando os daréis cuenta de que el resto de los supervivientes probablemente procurarán abastecerse de alimentos y hacer acopio de utensilios. Ignoradlos. Aquí hemos venido a ligar, no a morir aplastados entre una algarabía de histéricos radioactivos en las ruinas de un carrefour.
Nuestro objetivo serán las comisarías, los cuarteles, estaciones de bomberos, y cualquier cosa susceptible de albergar armas. Una vez en posesión de esas armas, podremos disuadir a las masas de compartir su botín con nosotros a la salida del carrefour. Olvidad la carne y la fruta, probablemente estén contaminados. Comed sólo conservas, y sal. Mucha sal. La sal hará que retengamos líquidos, que crearán una protección extra contra la radiación. Cuanto mayor sea nuestra masa corporal, más radiación podremos absorber.
Nuestro siguiente objetivo es hacernos con un suministro de agua. Gracias a nuestras armas y provisiones, dispondremos de tiempo y recursos para asegurar un emplazamiento del que poder sacar agua (si vivís en Madrid, os recomendaría el Canal de Isabel Segunda, pero alejaos de él, hijos de puta, u os meteré tanto plomo por el culo que tendréis que haceros una cesárea para ir a cagar). Una vez tengamos un suministro de agua, podremos comenzar a reconstruir la civilización. Esto es: la oferta y la demanda. "Nosotros tenemos agua y comida y vosotros no" es un buen eslogan.
Una vez conseguido esto, no pasará mucho tiempo antes de que las hembras humanas corran a vuestro encuentro para ofrecer sexo y placer a cambio de protección y alimento para ellas y para sus crias. ¿A que no era tan complicado...?
Ahora observe atentamente la última, y grite con nosotros:
¿¿POR QUÉ LO HAS HECHO GEORGE LUCAS!!
¡¡¡YEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!!!
-Tao Te King (Lao Tse).
-Tao Te King (Lao Tse).
Porque somos así de cabezones los dos.
Porque nos gusta comernos la olla y desfasar de vez en cuando.
Porque de vez en cuando también nos reímos.
Porque hasta hemos compartido el desodorante.
Y porque si el minotauro hubiera sido como este no creo que el Teseo hubiera tenido pelotas para cargárselo:
Yo no tenía ni idea de que aquella película existía. Mis padres estaban de viaje, y a mí no me dió la gana meterme en la cama antes de las tres. Debíamos estar a finales de la década de los 80.
Auqella película costó cuatro duros, duro arriba duro abajo. Yo me tiré en el sofá con un paquete de galletas artiach. De avellana. Jamás podré olvidar aquel paquete de galletas.
Un tipo era enviado desde el futuro para proteger a una tía que sería la madre del mesías del siglo XXI, mientras que "las máquinas" habían hecho lo mismo, pero con un verdugo. Era uno de los planteamientos más gilipollas para una película que había visto jamás. Y eso que por aquél entonces las tortugas ninja ya tenían una película.
Sin embargo, a ese tipo, las balas no hacían daño. Nada le hacía daño. Era una máquina. Un asesino implacable y metódico como sólo podía serlo una máquina. Entraba en una casa y arrasaba con todo. En una comisaría, y lo mismo. Era como un tanque desbocado, y cuánto más invulnerable parecía, más ganas me entraban de quedarme en el sofá a ver cómo coños terminaba aquello.
Tras ver la película, me quedé pensando en un millón de cosas. Desde apocalípsis nucleares hasta la teoría de la relatividad. Durante meses estuve obsesionado con aquellos esqueletos metálicos y no hacía más que dibujarlos e imaginar hipótesis pseudocientíficas sobre informática y robótica. Estaba fascinado. Hasta la música era increíble. Sin embargo, no mucha gente conocía este film.
Pasaron los años, y llegó el verano del año 1991. Mi abuela estaba en la cocina viendo la televisión, y abanicándose, mientras yo me servía un vaso de agua en la pila. De la televisión comenzaron a sonar unos acordes familiares. En una especie de cinta de montaje se ensamblaban las piezas de aquél esqueleto de acero que yo conocía de memoria, entraba en una especie de prensa y salía recubierto con la piel de Arnold Schwarzennegger. Terminator 2. Judgement Day. Ni una gota de agua calló dentro del vaso.
¡Un momento! -le exigí con tono desafiante a Dios- ¡Necesito más! ¿Qué ha sido eso?
Hoy en día es fácil entrar en internet y buscar datos sobre cualquier cosa. Aquel día de 1991, se hizo palpable nuestro acuciante retraso tecnológico en lo que a comunicaciones se trataba. ¿A dónde ir? ¿Qué debía hacer si quería saber más? En los quioscos, en las revistas, nadie comentaba nada. En la televisión no volví a ver nada relacionado con aquel teaser.
Por problemas con la distribuidora en España, la película se estrenó el 12 de Diciembre de aquel año.
¿Y a qué viene todo esto? Pues a que, trece años después, he decidido cuál es mi película favorita.
-No puedes ir por ahí matando a la gente.
-¿Por qué?
Cuando una persona está viva, es blanda y flexible.
Cuando está muerta, se vuelve dura y rígida.
Cuando una planta está viva, es blanda y tierna.
Cuando está muerta, se vuelve marchita y seca.
Por ello, lo duro y lo rígido son compañeros de lo muerto: lo blando y lo flexible son compañeros de lo vivo.
Así pues, un ejército poderoso tiende a caer por su propio peso, al igual que la madera seca está lista para el hacha.
Lo grande y poderoso será colocado abajo; lo humilde y débil será honrado.
Mis palabras son muy fáciles de entender, pero muy difíciles de practicar:
Aunque el mundo no pueda entenderlas ni practicarlas, mis palabras tienen un Antecesor; mis obras tienen un Dueño.
La gente no lo sabe.
Por ello, no me conocen.
Cuantas menos son las personas que me conocen, más nobles hace a las que me siguen.
Por ello, el Sabio lleva burdas ropas, mientras que guarda un jade en su pecho.
-Tao Te King (Lao Tse)
La semana pasada, un día entre diario cualquiera, volví a casa, dejé mi bolsa donde buenamente pude, me quité la cazadora, y desnudándome por el camino, me rendí a la inconsciencia sobre mi cama. Estaba absolutamente reventado; lo noté a la mañana siguiente, tanto por la oportunidad que perdí de ducharme antes de desfallecer pegajoso sobre el edredón, como por la desagradable mancha de saliva sobre la que reposaba mi cabeza cuando desperté.
Se me había hecho tarde, pero daba igual. Aquella era una de esas mañanas en las que todo te da igual. Todo iba bien. Todo funcionaba y era uno con el cosmos. Así que para celebrarlo me subí a pedalear un rato en la bici. Hice mis pesas, me duché, me vestí, cogí mi bolsa. Pero al ir a coger la cazadora de la silla en la que la dejé la noche anterior, no estaba. Por la ventana entraba un sol espléndido, de manera que no me molesté en buscarla. A esa hora ya estaba Trini -la asistenta- en casa, así que fui a la cocina, donde estaba ella, a tomar un poco de café y aprovechar para comentarle que las camisetas serigrafiadas hay que plancharlas del revés, que el viernes pasado me arruinó tres.
No he echado en falta mi cazadora hasta hoy. Más que mi cazadora, el contenido de sus bolsillos. Y esta mañana, aprovechando que también estaba Trini ya trajinando en casa, le he preguntado. "Te la puse a lavar la semana pasada, ahora mismo la iba a colgar del armario; mírala, aquí la tienes, pero yo no me la pondría, que el del tiempo ha dicho que hoy va a hacer más calor que ayer".
Mierda. En cuanto la cogí empecé a palpar los bolsillos, y al verme Trini me dijo que el contenido lo había depositado en el cenicero del salón. Y en el cenicero del salón, a la vista de todo el mundo, han permanecido durante toda una semana veinte euros, un bolígrafo, un tazo de pokémon, mi tarjeta de la seguridad social y dos condones, uno de fresa y otro de plátano.
(Sí, efectivamente, lo que echaba en falta hoy de mi cazadora era la tarjeta de la seguridad social, pero el patético -tranquilo, que dirían algunos- ritmo de mi vida sexual no le quita peso al agravio de exponer mis fármacos personales de ese modo...)
____________________
-Oye, chavalote, a ver si me puedes dejar unos céntimos para el metro, anda por favor. Hoy por mí y mañana por ti, que esto le puede pasar a cualquiera, ¿me entiendes?
-Sí, pero lo siento, no llevo nada suelto.
-No pasa nada, yo te cambio...
____________________
A eso de la una me metí en la cama. Algo tarde, considerando que tengo que levantarme a las siete, pero nada grave. Sin sueño atrasado, puedo aguantar una jornada con poco más de cinco horas de sueño.
A las dos estaba mirando fijamente esos números verdes y luminosos en la oscuridad de mi cuarto. Maldita sea, si no quiero tener un día de perros debería dormirme ¡ya! Y basta con que eso se me pase por la cabeza para empezar a temer por una posible jornada pesada, fatigosa, con dolor de cabeza, secreciones biliares, y el millón de cosas más que acompañan a la falta de sueño. Y, claro, me pongo nervioso.
A las cuatro de la mañana no podía imaginar cómo iba a hacer para trabajar nueve horas, acompañar a Elena a comprar una grabadora de DVD y por la noche cenar e ir al cine con los amigotes.
A las cinco decidí que estaba perdiendo el tiempo, de manera que me puse a pintar.
A las siete menos diez minutos amaneció, y a mí me pilló con un pincel en la boca y un bote de acrílico a medio cerrar. Me quedé mirando por la ventana durante un minuto sin mover un músculo. Se me ocurrieron cuatro o cinco personas con las que me gustaría compartir un momento así. Pero las gramíneas y su puto polen me jodieron lo azucaradamente ñoño (no había dormido, ¿qué esperabais?) de aquel momento.
De manera que si alguien pasa hoy por la calle Capitán Haya y se encuentra un pincel lleno de mocos, que me lo devuelva, que es mío.
Yo voy a meter un rato la cabeza en el inodoro y a tirar de la cadena, a ver si me despejo...
El Tao dio a luz al Uno, el Uno dio a luz al Dos, el Dos dio a luz al Tres, el Tres dio a luz a los diez mil seres.
Los diez mil seres llevan el Yin a sus espaldas y abrazan el Yang, y su armonía vital deriva de la mezcla adecuada de los dos Alientos vitales.
¿Qué puede ser más detestado por los hombres que ser "desvalidos", "ignorantes" e "indignos"?
Y sin embargo, éstos son los mismos nombres que los príncipes y señores se dan a sí mismos.
En verdad, se puede ganar a través de la pérdida, y se puede perder a través de la ganancia.
Dejadme repetir lo que alguien me ha enseñado: "Una persona violenta acabará con un fin violento".
Cualquiera que afirme esto puede ser mi padre y maestro.
-Tao Te King (Lao Tse).
Como ya se empieza a notar que estamos en verano, tanto por la ausencia de trabajo pesado en la oficina, como por la creciente proliferación de transparencias en la calle, me he puesto a perder el tiempo como mejor se me ha ocurrido por internet.
Ahora que le he vuelto a coger el ritmo a esto de pintar (que está mal que yo lo diga, pero peaso bicho te está quedando, Pperra), he buscado fotos de algunos trabajos de Jason Richards, en mi opinión el mejor artista que se dedica a estos menesteres en la actualidad. Y es que hay que quemar mucha pasta, muchas horas y muchas figuras para llegar a hacer cosas parecidas a estas:
La mayoría de las fotos son modelos que pertenecen a una nueva marca francesa llamada "rackham" (no sé si es la marca o el autor), usadas en un juego llamado "confrontation". No sé exactamente de qué va el juego, supongo que será algún tipo de sucedáneo de los famosos "warhammer", pero las miniaturas son fantásticas (ahora mismo estoy pintando un minotauro). Viendo algunos modelos en su web he encontrado cosas tan espectaculares como estas (no me quejaré si alguien me regala alguna):
Quien conoce a los demás es inteligente.
Quien se conoce a sí mismo tiene visión interna.
Quien conquista a los demás tiene fuerza; quien se conquista a sí mismo es realmente poderoso.
Quien sabe cuándo ha obtenido bastante es rico, y quien sigue asiduamente el sendero del Tao es alguien de propósito constante.
Quien permanece en el lugar en el que ha encontrado su verdadera casa vive mucho tiempo, y quien muere, pero no perece, goza de la auténtica longevidad.
-Tao Te King (Lao Tse).